20/1/12

Virgen

El pavimento termina en la entrada del viejo aserradero, un monumento centenario a la explotación maderera que básicamente dio origen al pueblo. Con el pavimento comienza también el precipicio, el río Marapa en esta parte conocida como el 25, corre entre los cerros. El camino de ripio estaba lleno de piedras, algunas rebotaron contra el chasis. Cuando pasaron por la virgencita se persignaron.
-Que salgamos vivos.-Dijo Juan.
-Que lo encontremos a Horacito, la concha de dios.-Dijo Pablo.
-Que esta noche me coja a la pendeja.-Remató Ger y los tres rieron otra vez.
Ya estaban en Batiruana, las casas abandonadas metían un poco de miedo, solo se escuchaban algunos pájaros y el río. El camino mas arriba se hacia con un precipicio bastante importante. Juan rogaba no cruzarse con ningún auto de frente, siempre fue un cagón para manejar. La subida era de menos de veinte kilómetros, pero con curvas cerradas y el puto precipicio.
-Me empinga manejar, quiero ver las montañas.-Se quejó Peña.
-No seas maricón Gordo, el paisajito.
-Puto.-Agregó Pablo.