30/12/11

Minutos

Recién cortó cuando llegó a la Morgue Judicial. Estaba todo vació, un floresente parpadeaba y los demás zumbaban junto a una canción.
Y dan las 6 con 50.
Quién te dijo que yo
era el sueño que soñaste una vez.
Quién dijo que tu
voltearías mi futuro al revés.
Ya son las 7:16,

-¿Viene por el fiambre que ha llegado recién?-Le preguntó el morguero, un viejo morocho sentado en una silla de plástico, que cabeceaba de sueño y parecía no importarle el ruidaje de la música.
-Si amigo, quiero entregarlo rápido, para ir a verla a la señora.-Sonrió y le estrechó la mano.
-Anda con suerte.-Le dijo mientras revolia unos papeles que levantó de debajo de su silla.-La doctora ya lo ha comenzado a abrir.-Se paró y le indicó con el dedo una puerta con un cartelito arriba que decia Quirófano.-Pase.
El quirófano de la morgue estaba iluminado por un par de floresentes, era una habitación chica, no más de tres por tres, recubierta con azulejos celestes en la parte de abajo y de humedad en la parte de arriba. De yapa, Arjona a todo volumen y una fina voz femenina cantaba.
-El ministerio del tiempo, puso sede en mi almohada, ahí te encuentro a momentos
¡aunque no sirve de nada!

-Disculpe…-Dijo Peña cuando entró.
-¡Me has asustado!-Dijo volviéndose la medica, con su cara cubierta por un barbijo verde, del mismo color que su mono.
-Soy de la fiscalia.
-¿Cómo está?-Giró la cabeza volviendo a enfocar la mirada en la mesada, de azulejos también, donde estaba tendido el cuerpo abierto de Ginno.
-Bien, quería saber si ha encontrado algo raro.-Peña ni se acercó.
-No hay contusiones, golpes, hematomas, heridas...-Enumeró concentrada en los movimientos de sus manos.-Ahora estoy viendo los órganos internos.
-¿Catalogo como suicidio nomás?-La apuró Peña.
-Esta asfixiado, por lo menos, nada mecánico, no, venga vea…-Lo invitó.
-No, no gracias, tengo que comer asado el domingo.
-Que cagones que son los hombres.-Dijo riéndose.-Lo coso y está para despacharlo. Minutos.-Cantó.
-Esta es peor que Urtubei.-Pensó en su amigo forense de San Miguel.-Perfecto doctora…
-Núñez, Encarnación.-Contestó en tono amable la petiza de pelo enrulado y anteojos con marco negro, que apenas giró la cabeza para contestar. No debía pasar los cuarenta y tenia una pinta de loca increíble.
-Hablo con los parientes para que lo busquen.
Salió del quirófano algo confundido por la escena, pero inmediatamente volvió.
-Doctora, ¿tenia algunas cosas?
-¿Quien?-La pregunta la tomó desprevenida, aparentemente Encarnación tenia déficit de atención.-Ah, él.-Rió.- Claro, no, ha venido así nomás, bóxer y remera. Ahí están.-Indicó con la mirada los retazos de tela cortajeados, e inmediatamente le dio la espalda y siguió con su labor y su canción.-Minutos como lluvia de sal, minutos como fuego en la piel.

Chau año :D me cagaste a palos wiii jajja

adolfooo

6/12/11

Miércoles

El celular primero vibró en la mesa de luz.
-Es un mensaje.-Pensó Juan que se despertó sin abrir los ojos. No se dio vuelta para ver de quien era, se dispuso a dormir hasta que sonara la alarma, pero esta vez el celular además de vibrar sonó como ringtone el estribillo de Confortably Noumb.
There is no pain, you are receding
A distant ship smoke on the horizon
You are only coming through in waves
Your lips move but I can't hear what you're saying
When I was a child …
Era un número que no tenia agendado, no atendió. Peña vio la hora.
-Seis y cinco, quien pingo anda despierto a esta hora.
Trató de dormirse, pero no lo logró

Llegó cruzado a tribunales, no había nada peor que un sol brillante para las pupilas desveladas, los Ray Ban apenas daban descanso a las corneas.
-Buen día.-La saludó con voz grave a Marcela y se sentó
-Uy papito, ¿estamos de mal humor hoy no?-Le dijo mientras ponía frente a él el desayuno que ya se enfriaba.
-Gracias Marce.
-De nada.-Volvió a su lugar y Juan comenzó a tomar su café con leche.-Te tengo novedades de lo del chico éste Ortiz.
-Lo único que me faltaba el culiao ese.-Pensó, y le preguntó.-¿Qué ha pasado?
-Ayer han pasado las cuarenta y ocho horas, la Segunda hoy a la mañana ha dado intervención a la policía para comenzar el rastrillaje.
-Menos mal que no nos ha tocado ese kilombo a nosotros.
-Eso mismo le decia a Roberto, él me ha contado, vos has visto que es amigo de todos acá.
Peña no pudo evitar recordar las palabras de Jorge Luis de ese lunes.
-Es boleta ese.-Se repitió en la cabeza y apuró el desayuno.
-¿Cómo va el archivo?
-Bien, ayer he subido a los expedientes a los estantes, para que no estén en el piso por lo menos, voy a necesitar unas cajas, ya le voy a decir a Damián que me las consiga.
-¿Cómo vas a ordenarlo?-Le preguntó sin mover los ojos del expediente que leía.
-Ahora los estamos anotando en papeles, después vamos a hacer el código de barras.
-¿Cómo es eso?
-Como en el súper…-Se sacudió las manos llenas de migas de la segunda y ultima tortilla leudada.-Pones la etiqueta con un código de barra en cada caja, con un scanner lo lees y ahí te dice la información del expediente. Todos los datos van cargados en la computadora que vamos a poner ahí, entonces si querés tal o cual expediente ya archivado, haces una búsqueda en la computadora y te dice donde está, y de yapa te da toda la información.
-A la mierda che, que nivel.
-Si, tengo que comprar esta semana el scanner, es básicamente como lo de mesa de entrada, pero con los expedientes que nunca han registrado y todo el tema de prensa, evidencias, investigaciones…-Crua-Chan cortó la conversación, el celular de Peña comenzó a vibrar en la mesa.-Que raro.-Dijo, cuando lo levantó de la mesa y se dio con que la llamada era del Boliviano.-Compadre.-Atendió y salió al pasillo para hablar mas tranquilo.

-Estoy yendo para tus pagos Juancito.-Le dijo entre ruidos de viaje.
-¿Y que pingo vas a hacer a Alberdi?
-Un mono desaparecido, Ortiz de apellido.-Juan se quedó callado unos segundos, el estomago se le hizo un nudo.-¿Hola?
-Si Roly, disculpa, ¿y vos porque venís si sos de homicidios?-No pudo dejar de preguntar.
-No se, yo he preguntado lo mismo, pero han hecho un movimiento del pingo para buscarlo al culiao este.-Se sonó la nariz y siguió hablando.-¿Vos lo ubicabas?
-Si, un gil de mierda, hoy iban a ir los del Club de Enduro para buscarlo también, han pedido colaboración a la gente con camionetas y motos para buscarlo.
-Si chango, a alguien grosso han tocado, porque hasta el helicóptero va.
-A la mierda.
-Che compadre, ¿vas a andar por ahí para que vallamos a comer algo?
-Meta vamos a comer, ya nomás voy a pedir que me deje irme el jefe.
-¿Qué tal el jefe nuevo?
-Un capo.
-Espero que no te cueste otro auto el jefe.
Los dos rieron antes de cortar.

Peña entró a su oficina y vio a Marcela en su computadora jugando al Tetris.
-Así va la justicia che.
-Mirá chiquito, la has sacado barata, yo tengo que tomar declaraciones a mil quinientas personas, vos vas a pasarte acomodando papeles.-Puso pausa dándole un golpe fuerte a una tecla, y lo miró-¿Vas a ir a buscarlo al chico ese de Alberdi?
-Y si, quiero ver si Gómez me da permiso.
-Anda y fijate todos los mocos que se manda la Segunda.
-¿Mocos?
-Son unos incompetentes.-Miró para la puerta que comunicaba el despacho con el de los empleados y habló mas bajo.-Unos coimeros de mierda.

Entró a la oficina de su jefe sin golpear. Gómez tenia decorado todo como el estudio de un juez de las películas yanquis, las paredes revestidas de madera, bibliotecas con libros y hasta un par de sillones.
El fiscal estaba apenas iluminado por la lámpara de bronce con pantalla verde.
-Juancito, buen día.-Le dijo ni bien entró.
-Doc, ¿Cómo andamos?
-Bien bien, terminando unos oficios.
-Che Pepe, hoy vamos a salir con unos amigos a ayudar con el rastrillaje por un chico de Alberdi que está desaparecido.
-Ah, el chico ese que ha salido en La Gaceta…
-¿Cómo?-Peña se sorprendió.
-Si, el agrimensor.
-¿Agrimensor?
-Si boludo, mirá.-El Fiscal levantó el diario de la punta de su escritorio, buscó la nota, dobló las paginas y se lo alcanzó a Juan.
-Agrimensor desaparecido en Ciudad Alberdi.-Leyó en voz alta Juan.-Horacio Ortiz desapareció en la mañana del domingo próximo pasado de su domicilio cuando salió camino a una finca que poseía en Donato Álvarez, como no retornaba, su familia comenzó a llamarlo incesantemente, pero el joven no atendía, ni contestaba los innumerables mensajes de texto que le enviaron. Salió en una Ford Ranger Azul, dominio GRT-914. Ortiz, que mide 1,82, robusto, ojos marrones oscuros y pelo corto ondulado, vestía una camisa a rayas verticales celeste y blanca, un chaleco polar azul y un jeans azul "gastado". La Policía informó que quienes puedan aportar datos se comuniquen a la dependencia policial más cercana o por teléfono al 101.
-Así es.-Gómez recibió el diario y lo puso donde estaba antes.
Peña estaba pálido.
-El domingo lo hemos visto desayunando y no ha vuelto mas…-Dijo como para si.
-O se ha ido o está muerto, no son muchas opciones.-Tosió y se acomodó los anteojos.- ¿Cómo vas con el archivo?
-Bien, esta semana compramos el scanner, vamos a tener que poner la guita nosotros.
-No hay drama.-Dijo con cierta pedantería, como si la plata no fuera problema.- ¿Me decías del rastrillaje?
-Si, un amigo es novio de la hermana del vago este, y del Club de Enduro y bueno han pedido gente con camionetas y motos para ver si lo podíamos hallar por la zona.
-Bueno, no hay drama, si vas bien con el archivo andá nomás.

Cuando llegó a su casa eran apenas las diez y media y se estaba cagando. Willie lo miró raro cuando bajó de la camioneta y Maria José salió a recibirlo con besos y conversaciones a las que no le prestó mucha atención.
-¿Va a comer acá doctor?
-No Maria José, me voy a Alberdi, como allá.
-Le voy a dejar alguito preparado para la noche.
-Bueno.-Contestó con una sonrisa y se metió al baño a descargarse.
Cagar era todo un ritual para Peña, sus estancias en el baño nunca duraban menos de media hora, incluso en tribunales, donde los jueces y secretarios tenían un baño separado, el que Juan había hecho su pequeña casa en el trabajo, tanto que varias veces cuando desaparecía, Jorge Luis o Damián lo buscaban ahí.

Se puso un jean, una camisa y un chaleco polar. Volvió a calzarse los anteojos y lo cargó a Willie a su lado en la camioneta.
-Como te gusta callejear trolo.-Le dijo al comportado bull terrier que apenas movió la cola cuando lo habló, iba muy concentrado en lo que sucedía en la calle.
Ni bien llegó a Alberdi Roly, a eso de las doce, le mandó un sms que decia que lo esperaba en Marola, que ya había pedido asado.
-Nunca me voy a hartar de comer en Marola.-Pensó mientras sonreía y contestaba un simple OK.
Cuando estacionó notó que un helicóptero pasaba por encima de su cabeza, y se quedó mirándolo como seguramente se quedaron mirando muchos de los pocos acostumbrados alberdianos, Willie en cambio encaró un gomero que había por ahí y lo bautizó con su pis.
-Portate bien adentro ura.-Le dijo cuando lo enganchó con la correa, pero Juan iba tranquilo, a él lo dejaban entrar con el pequeño soldadito.
-¡Eh! El narizudo.-Exclamó Roly cuando vio que los dos regordetes se acercaban hacia su mesa.-Hacia rato que no lo veía, pensar que me has costado un kilo de café.-Lo acarició y recién le dirigió la palabra a Juan.-Compadre, venga coma el quesito, que esta muy bueno.
Juan se acomodó en la mesa y levantó la mano saludándolo al dueño del restaurante, que inmediatamente se acercó con una bandejita con agua para Willie.
-Este perro está bien criado amigo,-Se dirigía a Mamaní.-por ahí vienen las viejas con esos perros peludos y lo único que hacen es morder gente.
Cuando se alejó después de una pequeña charla, Juan se recostó en su silla, palmeó su panza y le preguntó a Roly:
-¿Qué onda?
-Mucho movimiento, han mandado cincuenta de la Seccional Sur, yo he traído seis de los míos y hasta el helicóptero anda, además bueno, hoy ha habido una reunión y se han dividido las zonas para buscarlo al chango éste.
-¿Vos estas de capo del operativo?-Le preguntó con la boca llena de pan con roquefort y manteca.
-No, yo estoy con los de Homicidios, hay un comisario de la Seccional Sur y también anda dando vueltas el Sub Jefe de la Policía y gente del gobierno.-Los indicó con el mentón a los hombres que comían en una mesa en la otra punta del salón.
-Que raro que no estés ahí.
-Me han invitado, pero bueno, les he dicho que iba a comer con un amigo y he llegado medio tarde de gusto.
-Claro.
Los dos se quedaron callados, en realidad todo el comedor se quedo callado, porque en el informativo del Canal 10 hablaba el Comisario Saso sobre el operativo. Marola subió el volumen:
-…y seguiremos con los rastrillajes mas exhaustivos en la zona de Escaba y el limite con Catamarca.
-Está complicado el tema.-Dijo Rolando.
-¿Por qué che?
-Porque han pasado varios días, el celular ya se le ha quedado sin pila, porque antes las llamadas le entraban y era como si no contestara, ahora manda al contestador ahí nomás.-Puso una cara de velorio tremenda, bastante adecuada para su voz baja y manos entrecruzadas sobre la mesa.
-Que culiao…
-Si, yo no se si se le habrá caído en algún lado, capaz que lo ha tirado por la ventanilla, pero bueno, yo creo que siempre lo ha tenido encima.
-¿Qué se comenta adentro Compadre?
-Y eso me vas a tener que ayudar a averiguar vos, yo no me he metido mucho, con la familia ha hablado Saso y con nadie mas, los de la fiscalia han dado intervención, pero ni han pintado.
-¿A dónde te han mandado?-Preguntó Peña después que Víctor pusiera entre él y el policía de civil una parrillita que rebosaba en carne y achuras.
-¿A mi? A esperar, los changos míos han comido hace rato y se han ido a las camionetas a dormir la siesta, pero hoy nomás vamos a volver a San Miguel.
-¿No te querés quedar en mi casa?
-No, gracias hermanito, pero va a convenir que esté allá, si llegan a encontrar un fiambre recién voy a volver y a no hacer mucho, esto es todo propaganda política.
-Claro, si me parecía raro que estés acá boludo, si vos sos de Capital.
-Si, pero los del Sur no tienen ni aca, nosotros le vamos a tener que prestar todo.
-Material, gente…
-Y si, no hay que dejar que se los afanen.-Le tiró un hueso de costilla con bastante carne al perro que estaba dormitando a los pies de Juan.

Salieron caminando lento y con las manos en los bolsillos, se despidieron con un abrazo y con la promesa de verse al otro día y de tenerse al tanto de todo. Subió a Willie a la caja de la camioneta y cruzó la vía hasta la plaza Alberdi, donde estaban todos con sus motos y camionetas listos para salir al campo.
Juan se bajó con los anteojos puestos y con algo de sueño, saludó a un par de viejos conocidos y a otros desconocidos, y encaró a la ronda donde estaban algunos de sus compañeros de rugby.
-Bueno, mirá quien ha amanecido.-Le dijo Ger.
-Chupáme la pija pedazo de puto.-Se abrazaron y pegaron cariñosamente.
-Gordo, vos vas a llevarnos a mí y a Ger hasta Escaba, de ahí nosotros vamos a subir un poco mas con las motos y vos nos esperas ahí.-Le dijo Pablo, que estaba ya con la pechera y los guantes puestos, y hablaba bastante serio.
-Lindo empringue me voy a pegar.-Intervino Peña.
-No va a ser nada, vamos a ir un poco por el Singuil, tranquilos,-Escupió en el suelo y piso el escupitajo con su bota Fox ridículamente enorme.- Cana y Maxi van a ir por el Marapa desde El Badén hasta el puente de la 38, los otros changos van a andar en grupos por La Calera y por el Matazambi.
-¿Y a quien han mandado a Comodoro Rivadavia?-Preguntó el Cana y todos se rieron, menos Pablo y Juan, que no entendió el chiste.
-Si Horacito se hubiera ido con el hermano ya nos hubiéramos enterado y no andaríamos cagandonos de frío aca.-Le hizo señas a uno de los viejos enduristas y se fue con él.
Peña se quedó junto a Ger.
-¿Che Ger, que pingo es eso de Comodoro Rivadavia?
-Y ahí vive Álvaro.
-¿El hermano mas chico?-Preguntó sorprendido Peña.
-No, Álvaro le sigue a Horacio, el mas chico es otro, no lo debes ubicar, Álvaro se ha recibido y se ha mandando con la esposa a la Patagonia.
-Mirá vos, no sabia.
Varios de los muchachos se pusieron en campaña de cargar las motos. La S-10 quedó con dos motos en la caja, además de dos bidones con nafta, Willie, mientras que en la cabina se apiñaron Juan, Ger y Pablo. Como a eso de las dos partió cada grupo a hacer su recorrido, mientras el helicóptero comenzaba a sobrevolar el cielo otra vez.

Juan manejaba tranquilo, nunca pasó los ochenta hasta que llegaron al Badén. El paisaje estaba amarillento, en algunos lugares recién habían terminado de cosechar la caña y aun los despuntes seguían protegiendo al brote de las últimas heladas del invierno.
-Sabes que si hubiera estado la caña crecida…-Dijo Gerardo, quien iba al lado de la ventanilla.
-Iban a tener que recorrer todos los putos tablones, ahí ni el helicóptero iba a servir.-Contestó Juan.
-¿Qué rinde has sacado Juancito?-Le preguntó Pablo que iba apretado en el medio.
-8 y algo-Le contestó un poco refunfuñando.
-Pero está bien boludo, si no te han cagado con el trash, has sacado bastante arriba del promedio.
-Si, que pingo te quejás.-Contribuyó Ger.-Si te pones ambicioso lo mas probable es que terminés como el pelotudo del cuñado de Pablo.
-No seas boludo chango, no hablés así.-Dijo el cuñado del desaparecido.-Hay que saber hacer negocios, pasarse de rosca es lo peor, has sacado buen rinde, te alcanza para cubrir los gastos y te queda azucar para venderla despues.
-¿De cuando sabes tanto de caña vos hijo de mil puta?-Se asombró Ger.-Si lo unico que haces con la caña es chuparla.
Todos rieron y despues putearon por las vibraciones que sintieron al pasar el puente sobre el Marapa a la altura del balneario mas conocido como El Badén.
-Nunca más lo han arreglado a este puente.
-Hacia años que no pasaba por acá.-Dijo Peña.
-Eso que hay seca, si llueve es un diquecito mas el puente.-Le contestó Ger.
Se quedaron mudos un rato, Peña concentrado en el camino y en Willie, Gerardo mirando el paisaje y Pablo…Pablo estaba con la mente en su cuñado y solo en eso.

Después del Badén, la ruta comienza a subir el cerro, la caña, si bien está presente comienza a convertirse en yungas.
-Que lindo que está el Corralito.
-Si no fuera por los mosquitos seria un paraíso todo esto Gordo.-Le contestó Ger.
Pablo seguía callado, algo tenia en su cara, los ojos perdidos en la salida del aire acondicionado quizá, o el par de suspiros que pegó desde que pasaron puente del río Marapa.
-¿Qué te pasa a vos culiao?-Se despachó Gerardo.
-¿A mi? Nada ura, estoy preocupado por Horacito nomás.
-No te hagas mala sangre, el hijo de puta ese debe estar en Comodoro Rivadavia a esta hora.-Subió el volumen al equipo de música donde sonaba apenitas Las Pelotas.-Agradécele que nos da la oportunidad de enduriar un miércoles.
-Y me ha dejado safar del laburo.-Aportó Peña.
-Y despues reclámale, porque seguro que desde el sabado a la noche no le tocas una teta a la Andre.
Los dos rieron, y Pablo los puteó, pero se relajó un poco.
El pavimento termina en la entrada del viejo aserradero, un monumento centenario a la explotación maderera que básicamente dio origen al pueblo. con el pavimento comienza también el precipicio, el río Marapa en esta parte conocida como el 25, corre entre los cerros. El camino de ripio estaba lleno de piedras, algunas rebotaron contra el chasis. Cuando pasaron por la virgencita se persignaron.
-Que salgamos vivos.-Dijo Juan.
-Que lo encontremos a Horacito, la concha de dios.-Dijo Pablo.
-Que esta noche me coja a la pendeja.-Remató Ger y los tres rieron otra vez.
Ya estaban en Batiruana, las casas abandonadas metían un poco de miedo, solo se escuchaban algunos pájaros y el río. El camino mas arriba se hacia con un precipicio bastante importante. Juan rogaba no cruzarse con ningún auto de frente, siempre fue un cagón para manejar. La subida era de menos de veinte kilómetros, pero con curvas cerradas y el puto precipicio.
-Me empinga manejar, quiero ver las montañas.-Se quejó Peña.
-No seas maricón Gordo, el paisajito.
-Puto.-Agregó Pablo.

El Murallón del Dique Escaba es considerada una verdadera maravilla de la ingeniería civil, uno de los embalses tipo Ambursen mas grandes del planeta. A principios del siglo XX Jhon y William Robertson fueron los responsables de las primeras mediciones y del primer proyecto, estos hermanos ingleses que vinieron con el ferrocarril, amaron tanto el Escaba que fueron enterrados cerca de él. Si bien los Robertson murieron en el 14 y 17 respectivamente, la obra comenzó a construirse en el 37, con visita presidencial incluida: el por entonces presidente Justo recaló en Alberdi causando una revolución en el pueblo. Desde la inauguración formal, Francisco Guiulianni fue el ingeniero que marcó los caminos y levantó el dique, que recién se terminó en el 48 y Perón se hechó todos los laureles. Como una buena historia argentina, el Escaba comenzó a dar luz recién en 1956, pero mas que luz, sin el Escaba no habría riego, sin riego no habría tabaco, sin tabaco no habría sur de la provincia.
Juan paró la camioneta junto a los motores que abren las compuertas. Los tres amigos y Willie se quedaron un rato en silencio viendo el espejo de agua y llenando sus pulmones con aire puro y sus oídos con los chillidos de los loros.
-¿Por donde van a ir?-Dijo Peña sin dejar de mirar las quebradas con agua de base.
-Por el camino principal, de ahí vamos a ir hasta el Singuil y Escaba de arriba.-Dijo Pablo acomodándose el casco.-Calculo que nos meteremos por los senderos que hay al lado y por el lecho del río.
-Claro, fácil dos horas, poco mas.-Dijo estirando los brazos Gerardo.
-Si mas o menos.
-La puta que los parió boludo, me voy a re empingar.
-Dejá de quejarte Gordita, te estas ganando una nubecita en el cielo.-Le dijo Ger y las motos se perdieron por el camino.
-Me voy a comprar una coca en un kiosco y hacerlo jugar un rato al Willie entonces.-Juan se desperezó, rascó su cabeza y miró su reloj.-Me hablarán cuando estén abajo o si lo encuentran en un nido de loros a Horacito.

Peña se sentó en silla con propagandas de Coca-Cola en el Club Náutico. Se pidió una Coca y se relajó viendo el verde infinito, disfrutando el silencio, el sol, la siesta, estuvo casi media hora sin decir nada, colgadísimo, tanto que apenas lo veía a Willie que jugaba con los perros de los lugareños.
-¿Es de acá usted amigo?
-¿Cómo?-Peña volvió a la tierra por la pregunta del chico que le había traído la gaseosa hacia un rato.-Si, si, lo andamos buscando al chango Ortiz, dos amigos míos están subiendo en moto a ver si está por los precipicios.
-Ajá, pero bueno, difícil.-Hablaba con las manos en los bolsillos, despacio.- Desde el domingo que no se ve gete de la villa, usted ha visto que cuando vienen acá o van para el Singuil uno los ve.
-Claro.-Peña se dio cuenta que el unico camino que va a haciendo escalas en Escaba de Arriba, al río Singuil y mas al oeste pasa a Catamarca, quedaba a cincuenta metros de donde estaba sentado. El mozo seguro que se pasaba horas y horas oteando el camino para saludar a quienes pasaban o esperar algún cliente.-Andaba en una Ford Ranger azul, ¿No has visto pasar ninguna vos?
-No, desde el domingo a la tarde de acá bajan todos, de ahí se mueve la gente que es de acá nomás.
Si bien lo que decia el mozo del Club Náutico podía ser considerado un mero rumor, a Juan le pareció de lo mas verosímil, en Escaba todos se conocen con todos, mucho mas que en Alberdi, entonces que un vehiculo pase a deshoras o en días de semana era siempre notado, como lo notaron a Juan, quien al otro día iba a ser un rumor cuando el mozo se parara a hablar con algún vecino y le diga que un gordito en una camioneta gris andaba buscándolo al chango que ha desaparecido en Alberdi.

Decidió esperar a sus amigos en el puente colgante del Singuil, les llevó una gaseosa fresca. Llegó un rato antes de que las motos de Ger y Pablo comiencen a escucharse a lo lejos.
-¿Nada?
-Ni un pingo.-Contestó agitado Gerardo despues de meterle un trago mas que largo a la botella.
Pablo seguía con el casco puesto y sobre la moto, con los brazos colgados desde el manubrio.
-¿Van a seguir bajando por el río?-Preguntó Juan mientras recibía el casco de Ger.
-No, es al pedo.-Dijo Pablo sin cambiar la posición ni un centímetro.-Que culiao, yo creía que por acá lo íbamos a encontrar.
-¿Ves que sos pelotudo chango? Hemos hablado de esto…
-No, no se.-Dijo bajito, apenas se lo escuchaba.
-Si, no te hagás el boludo.-Ger estaba enojado.-¡Date cuenta no se ha desbarrancado por acá como creías porque nunca ha venido!-Tiró los guantes al suelo fastidiado.-¿Quién pingo se viene a Escaba un día de semana?
-No se…-Habló despacito otra vez Pablo, seguía con el casco y las antiparras.
-Vos querés tapar el sol con el dedo Pablo.-Ger le dio otro trago a la botella, y Juan ya intervino.
-¿Qué pingo saben?
-Nada…-Volvió a hablar en voz baja Pablo, quien seguro lloraba detrás de las antiparras.
-Chupáme el pingo, no te voy a seguir bancando, le voy a decir a Juan.
Peña se puso alerta, los changos no eran de pelear y cuando las cosas se ponían serias alguno siempre se sacaba o comenzaban a tratarse por los nombres y no por los apodos o puteadas.
-¿Pablo que me tenés que contar?
-No…-Los hombros subían y bajaban siguiendo el espasmo del llanto.
-Dejá de mariconear la puta que te parió.-Gerardo se sacó la pechera y la tiró junto con los guantes.-Este pelotudo sabe en que negocios andaba metido el cuñado y no quiere decirle nada a nadie.
Hubo un momento de silencio pesado. Juan no sabía como reaccionar, pero al final lo hizo como un amigo.
-Hijo de puta, yo no estoy investigando esto, no tengo porque decirle nada a nadie lo que sepás.
-Es que no es pava boludo.-Levantó los brazos del manubrio, se subió las antiparras y desabrochó el casco camuflado que llevaba.
-¿Vos estás metido en algo?
-No, no está metido, pero sabe por boca de la hermana en que andaba el estupido de Horacito.-Dijo Ger, despacio, pero no menos caliente.
-Pero no es para tanto boludo.-Pablo ya hablaba mas fuerte, su rigidez se iba calmando.
-Si sabes chango, sos contador, sabés que le debe a cada santo una vela.
-Yo no soy su contador, además si debes guita.-Hizo una pausa.- bueno, no pasa nada…
-¡Está fugado, comprendé gil!-Le gritó.- Y de ahora en mas no contés conmigo para nada de estas pelotudeces, vos te estas volviendo igual de raro y loco que la familia de tu novia.
Pablo se bajó de la moto, la tiró al piso y se fue corriendo hacia Gerardo, el que lo esperaba aun montado en la enduro.
-¡Hijo de puta no la metás a mi novia!
-¡Te voy a cagar a piñas ura!-Le contestó el flaco mientras los dos se agarraban de los buzos y zamarreaban.
Juan intervino de inmediato, los dos eran mas livianos que él, así que los desenganchó a uno con cada mano, a Gerardo lo empujó hacia atrás, haciéndolo tambalear, y se quedó abrazándolo a Pablo, que seguía puteando a todo el mundo y llorando con su casco y su pena.

Al camino de vuelta lo hicieron en silencio, no prendieron el stereo, el unico que hacia ruidos era Willie que iba en las piernas de Pablo, de tanto en tanto lo veía a la cara y le lamía los ojos rojos por el llanto.
La Plaza Alberdi estaba llena con los policías que habían hecho los rastrillajes a pie por las fincas linderas a la ciudad y con los veinte o veinticinco civiles que habían participado en ese día de búsqueda. Seba, un primo de Juan y miembro del Club de Enduro y Rescate se acercó ni bien los vio llegar.
-Che ura, ni señales.
-Nada por arriba tampoco.-Contestó Ger.
-¿Che Pablito tu suegro donde está? Ni ha aparecido boludo.
-No tengo idea, ahora los voy a ir a ver.-Contestó seco, tomándose como un reclamo la pregunta de Seba.
-Mañana a la misma hora capaz que hacemos otra partida.
Se alejó despues de despedirse y Ger comenzó a desatar las motos que estaban cargadas en la caja.
-Dejala a la mía ahí Gerardo.-Dijo Pablo todavía sentado en la cabina.-Juan llevame hasta la casa de los Ortiz.

Salió a recibirlos Horacio padre, el que no había cambiado absolutamente en nada desde la ultima vez que Juan lo había visto años atrás. Se les acercó recién bañado, peinado para atrás con su bigote ancho y su panza enfundada en un bremer bordó a rombos.
-Hola Juancito, ¿Como te va tanto tiempo?-Lo abrazó y a Pablo no le dio ni la mano.
-¿No ha pasado nada?-Cambió el tono de voz cuando se dirigió al novio de su hija.
-No.-Pablo bajó la mirada y el silencio se hizo presente.
Peña tenia muchas ganas de averiguar porque el tipo que tiene un hijo perdido está tan fresco como si nada le hubiera pasado.
-Mañana van a salir otra vez temprano los policías a rastrillar.-Intervino Juan.
-¿Vos no sabes nada de lo que dicen en tribunales Juancito?-Le tiró con una sonrisa y apoyándole una mano en el hombro.
-No, lo unico que sabia era que bueno, habían dando intervención a la policía…¿A ustedes no los han venido a ver?
-Ha venido el fiscal, nos ha preguntado algunos datos de Horacito, pero nada mas.-Chistó la lengua y negó con la cabeza.-Que va a hacer, no pasa nada.
-Pero a ustedes les ha dejado algún mensaje, una carta, ha hablado de irse a algún lado…-Comenzó a indagar Juan, no podía con el instinto.
-Nada.-Contestó simplemente Horacio padre.
-Pero es raro, si alguien desaparece así como así algo la familia tenia que sospechar o saber.
-Si hubiéramos sabido algo yo te lo hubiera dicho esa noche que te he hablado por teléfono Juancito, pero no sabemos nada de nada.
Peña tal vez por respeto o por cagón no le preguntó nada sobre los negocios que Gerardo había dicho que Horacito tenía, así que solo aconsejó al sonriente hombre a que colabore con la justicia, que no se guarde nada.
-Hoy he hablado a Personal para que me rastreen donde estaba el teléfono, y salía en el Río Marapa, pero si lo han recorrido y no han encontrado nada imagináte…
-¿Tiene un abogado ya?-Preguntó seco Peña, lo que fue negado por el Señor Ortiz.-Bueno Horacio, comience a buscar uno, o cualquier cosa que necesite me habla a mi antes, pero trate de no nombrarme.
-¿Está la Andre?-Recién habló Pablo.
-Está en el negocio.-Fue la uncía contestación que le dieron, y despues de un par de saludos y ofrecimientos, Juan y Pablo volvieron a subir a la camioneta.
-Boludo éste viejo es más raro que perro verde.-Le dijo a su amigo el abogado.
-Ger tiene razón en eso, esta gente está loca.
Lo que los Ortiz estaban medio locos Juan lo confirmó cuando se bajó en el negocio de Andre a ayudarle a Pablo a bajar la moto, ya que la chica salió dando saltitos de corzuela enamorada a saludarlo a su novio con besos y sonrisas.
-Así no se porta la gente en estos casos.-Pensó Peña ya en la ruta volviendo a casa, mientras la noche comenzaba a ganarle al día.

Finalizamos la segundaaaaa, con su visita: un capitulo (de los cortos) gratis :D ajajaj

28/11/11

Coronas

En el pueblo todavía se usan las coronas de flores para mostrar respeto hacia los muertos, y para llevarlas era utilizado el segundo auto largo. La gente suele conservar las viejas costumbres fúnebres en el interior, Peña aun tenía en su retina el velorio de su abuela materna: él todavía iba a la secundaria y esa mañana lo hicieron faltar al colegio, pero recién fue al velorio cerca del medio día. Pasó derecho mirando a otro lado por el amplio comedor donde estaba el cajón, y fue a la cocina, pero como vio muchas mujeres, siguió al patio, ahí estaban los hombres, fumando y haciendo un asado. Le repugnó la idea de comer carne asada cerca de un muerto, pero lo hizo, él como un pequeño hombre tenia un papel que jugar en el evento, ya que un velorio en el campo los hombres comen y toman casi como en cualquier fiesta, y las mujeres son las que lloran, rezan y toman café. Otra cuestión chocante para la gente no acostumbrada es la duración, si bien en los últimos tiempos entre la hora del deceso y el entierro en si no pasaba medio día, incluso a veces solo unas pocas horas. En el caso del velatorio de la abuela de Juan duró casi un día, pero campo adentro los velorios son un poco mas exagerados, tanto en duración (lo mínimo eran veinticuatro horas, menos de eso la gente se ofende) como en cantidad de comida y bebida para los hombres y en las demostraciones de dolor de las mujeres, y por supuesto que ninguno puede terminar sin que un par de viejas se desmayen, unos hombres se den unas piñas y alguna mujer se tire encima del cajón para que no se lo lleven.
Los Ortiz eran de esos que vivían en la iglesia, Juan supuso que se harían los conservadores e iban a velar a su hijo por lo menos un día, por eso que los autos fúnebres se hayan acomodado no se veía muy normal.

adolfoooooojojojojo

26/10/11

Estás frito Angelito

Éramos compañeros con Angelito, hace tanto que parece otra vida. Por supuesto que no se llama así, en el oficio nos conocemos por apodos, a mi me dicen Iñaki, eso que no me llamo Ignacio ni soy vasco, no se la verdad como se le ocurrirían los apodos a esos turros, ellos se ponían apodos mas simples, Tigre, Puma, Oso…Será que los últimos caímos cuando ya no estábamos en la selva, éramos cazadores urbanos con el Angelito, nos recorríamos toda la ciudad detrás de un buen trofeo, y si que hubo de los buenos en esas épocas.

A mi siempre me gustó quedarme con la historia, la anécdota, compartirla con alguien del palo o recordarla solo, que se yo, pero Angelito siempre se quedó con recuerdos materiales, souvenires. Es un boludo. Una vez, hace no mucho, fui a Buenos Aires a comprar unos fierros y lo visité en el estudio que tiene en el centro, lleno de cabezas de animales, desde corzuelas hasta cebras, ahora decia que estaba juntando guita para cazar un león, en Sud África lo dejan, tiene que tirar con ballesta y se quejaba por eso. Los trofeos de las otras presas, Angelito las tiene guardadas en una caja fuerte. Por recomendación mía, no se llevaba una cosa en particular de trofeo, como para no levantar el mono ¿viste? Entonces de cada uno que bajábamos Angelito se llevaba un anillo, un reloj, un dedo…que se yo.

10/10/11

Pan Triste

El amigo criminalista de Rolando llegó a los quince minutos de que lo llamaron.
-Buenas noches.-Dijo entrando a la oficina.
Era un cabezón, pelo oscuro pero de piel terriblemente blanca, lo que contrastaba con su vestimenta símil cura: camisa negra, campera negra, pantalón de vestir negro y zapatos negros.
-Muy monocromático el amigo.-Pensó Juan y le estrechó la mano después de ser presentado.
-Sentáte Pan Triste.-Lo invitó Roly.
-Con su permiso Sub Comisario.
Rolando se quedó mirando a los hombres que tenia al frente: tenían la misma edad, y solo eso en común, Pan Triste se sentaba derecho en su silla apoyando sus extremadamente huesudas y limpias manos sobre el portafolios de cuero que descansaba sobre sus piernas, mirando al frente con los ojitos que resaltaban por la palidez de su piel, en cambio Peña estaba despeinado, echado en su silla, con las piernas abiertas y con su cara colorada como siempre, tan colorada como el camperón desprendido y algo sucio.
-Podrías haberte puesto un pantalón.-Dijo Roly como pensando.
-Chupáme el pingo Boliviano, no tengo tiempo para maquillarme.
-Pero miarlo al Licenciado, siempre pulcro…
-Dale Rolando, dejáme de romper las pelotas.-Contestó Peña, se inclinó en su silla y se dirigió al lúgubre flaco que tenia al lado.-Mirá amigo, necesito que me comparés la vaina que está sobre la mesa con la de este informe.-Indicó con la quijada la carpeta que había levantado de su casa.
Pan Triste lo miró a Mamaní y recién habló cuando el segundo asintió con la cabeza.
-No hay problema.
-¿Has traído tus herramientitas?-Roly parecía divertirse a costa del técnico.-Vas a ver el espectáculo de Pan Triste ahora compadre.
Pan Triste se rió apenas y apoyó su maletín sobre el escritorio, del que sacó un par de guantes de látex, se los puso, metió las manos otra vez en el maletín y esta vez sacó una bolsa Ziploc y un estuche, negro también, de donde extrajo una lupa de ojo y otra lupa tipo de joyero.
-Permiso.-Dijo, tomó la vaina y se colocó en el ojo derecho el aparato.
Juan lo miraba con curiosidad, el tipito era un personaje de aquellos que solo Roly podria presentarle, pero debía ser bueno en algo como para que su compadre confiara en él.
-Bueno.-Dijo después de dar vueltas dos o tres veces la capsula y meterla dentro de la bolsita.-Dejemé ver el informe por favor.
Mientras Peña le alcanzaba la carpeta, Pan Triste aprovechó para descartar sus guantes, guardar las lupas en su lugar y cerrar su portafolios para volver a apoyarlo en sus piernitas.
-Acá tenés.-Juan le dio los papeles.
-Gracias.-Tiró una sonrisita y con sus manos de nena comenzó a hojear las fotocopias.
Roly seguía mirando a punto de cagarse de risa de las diferencias de los dos tipos.
-Muy bien.-Dijo después de un par de minutos, acomodando los papeles sobre el escritorio.
-¿Y viejo? Dale.-Peña estaba impaciente, si bien él también era pastoso, la parsinomia de Pan Triste lo ponía nervioso.
-Para comenzar son dos vainas distintas.-Se enderezó en la silla y habló mirando hacia algún punto fijo de la oficina.-Una, la del informe es de una munición de Fabricaciones Militares, mientras que la que usted trajo es Orbea.
-Puede haber puesto dos balas distintas en el chumbo.-Intervino Rolando.
-No, la Orbea fue percutida por un arma semi-automática.
-¿Cómo es eso?-Preguntó Juan.
-Claro, un revolver es un arma de acción mecánica, el martillo deja una marca muy particular, rectangular, como la que aparece en la foto del informe, y está en el borde inferior del culote.-Se aclaró la voz antes de seguir.-La vaina que usted trajo ha sido percutida por una aguja, que deja una marca mas al medio y redonda.-Hizo una pausa.- Una pistola o una carabina.
-Bien…-Peña quiso hablar, pero Pan Triste siguió.
-Me baso también al decir que una ha sido disparada por una mecánica y otra por una semi-automática por las rayas que tienen los costados de las capsulas, bueno, por lo menos de la que yo he visto: las rayas son cortas y verticales, lo que significa que fue puesta dentro de un cargador, la otra estoy seguro que tiene marcas laterales horizontales, que se las deja al meterlas al tambor.
-Mirá vos.-Peña estaba sorprendido.
-Y por ultimo, estoy cien por cien seguro que esta es de semi-automática porque tiene marcas de la uña extractora, no ha salido por la fuerza. De ahí-Volvió a aclararse la voz, pero siempre mirando a la nada, como dando examen.-son calibre .22.
-Joya, son distintas.
-Si, una cosa mas.-Agregó parándose.-Ésta Orbea es de punta hueca el proyectil.
-¿Cómo sabes eso hijo de puta?-Le preguntó Roly.
-Los que tienen semi-automáticas no son psicológicamente estables, suelen tener alguna cuestión que los lleva a tratar de taparla adquiriendo cosas grandes, poderosas, perros, armas, suelen tener una conducta algo militarizada.-Peña lo miró boquiabierto, el flaco era un freak, pero un capo.-Ellos son los que suelen comprar la munición que mas daño haga.

:D

18/9/11

Descartables

El teléfono vibró, era Victoria.
-Hermanito.-Lo saludó.
-Qué haces loca.
-Acá ando.-Suspiró.
-¿Qué te anda pasando?-Peña la conocía, sabia que algo no andaba bien.
-Nada, sigo un poco impresionada por lo de Horacito, no estoy durmiendo bien.
-Es una mierda todo eso, pero el chango se la ha buscado.
-¿Cómo que se la ha buscado?
-Nadie se suicida de dos tiros.
-Pero Horacito ha estado mal siempre, un montón de veces me ha venido llorando y con los problemas con Horacio padre.
-Eso era porque te ha tenido ganas siempre.-Se quejó y tomó un sorbo del vaso de jugo caliente que tenia a su lado.
-Vos has estado celoso de él por eso.
-No tanto…
-¿A no?-Victoria se rió.-Crees que no se que has sido vos con Ger, Pablo y el Ruso los que le han roto el autito que tenia.
Juan se quedó mudo, recordó esa noche de verano cuando volvía con sus amigos después de un partido de fútbol 5 y de tomarse unas cuantas cervezas, y cruzaron el Súper Europa de Horacito estacionado al frente de una casa del barrio Ofempe.
-Ahí esta el que se la coge a la Victoria Gordo.-Le dijo el Ruso.
-Encima la hace arar con la Yani.-Metió púas Ger y todos se rieron.
-Ese culiadito, cae al depto como si nada boludo-Refunfuñó el pequeño Peña ante sus amigos.
-Lo has odiado siempre Juani.-Le dijo Victoria, pero él seguía pateando las anchas calles de tierra del Ofempe unos diez años en el pasado. Caminaron una cuadra más, pasándose la botella descartable de donde tomaban Norte ya casi hervida y mearon detrás del templete de la plaza Evita. Ger cantó alguna canción como lo hacia siempre y el Ruso lo puteó como lo hacia siempre.
-Se está aprovechando que no está mi viejo.-Soltó Juan en voz baja.
Pablo ya andaba detrás de la hermana y comenzaba a odiarlo, por eso propuso cagarlo a palos entre todos.
-Que pingo, nunca hemos peleado bien, le tendríamos que decir a alguno de la Pre que lo agarre.-Ger se sacudió la poronga y la volvió a meter dentro del short.
-Le voy a hacer pingo el 128.
-¡Si culiao!-El Ruso tiró la botella al piso.-Que se cague, ese es un hijo de puta.- El mas precavido había hablado, la cosa no se iba a hacer para atrás.
-¿Y si sale y nos ve?-Se cagó un poco de miedo Ger.
-Lo agarramos entre los cuatro.-Pablo habló despacio, con voz profunda.
Volvieron sobre sus pasos y como pocas veces, Juan iba a la cabeza del grupo, era su hermana a la que se querían mover, era a su departamento en San Miguel al caía con pizza Horacito. Del piso levantó dos piedras mas grandes que un puño, ideales para el laburo. En silencio el Ruso y Ger lo imitaron, Pablo en cambio sacó un llavero de su bolsillo.
-Encima era hermoso el autito, de ahí ya no me ha dado mucha mas bola, bueno, hasta el día que me he casado y me ha hablado por teléfono.-Vic seguía hablando, recordando a su pretendiente recién muerto.-Celeste, había laburado como loco para arreglarlo para correr en el rally.
Los cuatro llegaron hasta el auto, se miraron un segundo y lo rodearon. Peña se recordó a si mismo que él era el hombre de la casa, que tenia que proteger a su familia de pocos, por eso se puso al frente del auto, levantó la mano derecha, siñó los dientes y la soltó. La piedra rebotó contra el parabrisas, casi al mismo tiempo que la de la mano izquierda, las piedras de sus amigos y la carrera de Pablo rayando lo más que podía la pintura celeste metalizada.
-No se nos veían las patas de cómo hemos corrido, pero siempre en Alberdi se termina sabiendo todo.-Le dijo Juan a su hermana.
-Claro, pero bueno, has cumplido con tu misión ¿no?
-Era un cagón.-Los dos se quedaron en silencio un rato.- ¿Querés saber que se?
-Si.
-No se por cual decidirme.-Se rió y volvió a quejarse.
-¿Tan así?
-Si.
-No quiero enterarme entonces, prefiero no darle mas bola al tema.
-Ya está muertito.
-Bueno, por lo menos no le vas a andar rompiendo más los vehículos.

14/9/11

Rastrillando

Se puso un jean, una camisa y un chaleco polar. Volvió a calzarse los anteojos y lo cargó a Willie a su lado en la camioneta.
-Como te gusta callejear trolo.-Le dijo al comportado bull terrier que apenas movió la cola cuando lo habló, iba muy concentrado en lo que sucedía en la calle.
Ni bien llegó a Alberdi Roly, a eso de las doce, le mandó un sms que decia que lo esperaba en Marola, que ya había pedido asado.
-Nunca me voy a hartar de comer en Marola.-Pensó mientras sonreía y contestaba un simple OK.
Cuando estacionó notó que un helicóptero pasaba por encima de su cabeza, y se quedó mirándolo como seguramente se quedaron mirando muchos de los pocos acostumbrados alberdianos, Willie en cambio encaró un gomero que había por ahí y lo bautizó con su pis.
-Portate bien adentro ura.-Le dijo cuando lo enganchó con la correa, pero Juan iba tranquilo, a él lo dejaban entrar con el pequeño soldadito.
-¡Eh! El narizudo.-Exclamó Roly cuando vio que los dos regordetes se acercaban hacia su mesa.-Hacia rato que no lo veía, pensar que me has costado un kilo de café.-Lo acarició y recién le dirigió la palabra a Juan.-Compadre, venga coma el quesito, que esta muy bueno.
Juan se acomodó en la mesa y levantó la mano saludándolo al dueño del restaurante, que inmediatamente se acercó con una bandejita con agua para Willie.
-Este perro está bien criado amigo,-Se dirigía a Mamaní.-por ahí vienen las viejas con esos perros peludos y lo único que hacen es morder gente.
Cuando se alejó después de una pequeña charla, Juan se recostó en su silla, palmeó su panza y le preguntó a Roly:
-¿Qué onda?
-Mucho movimiento, han mandado cincuenta de la Seccional Sur, yo he traído seis de los míos y hasta el helicóptero anda, además bueno, hoy ha habido una reunión y se han dividido las zonas para buscarlo al chango éste.
-¿Vos estas de capo del operativo?-Le preguntó con la boca llena de pan con roquefort y manteca.
-No, yo estoy con los de Homicidios, hay un comisario de la Seccional Sur y también anda dando vueltas el Sub Jefe de la Policía y gente del gobierno.-Los indicó con el mentón a los hombres que comían en una mesa en la otra punta del salón.
-Que raro que no estés ahí.
-Me han invitado, pero bueno, les he dicho que iba a comer con un amigo y he llegado medio tarde de gusto.
-Claro.
Los dos se quedaron callados, en realidad todo el comedor se quedo callado, porque en el informativo del Canal 10 hablaba el Comisario Saso sobre el operativo. Marola subió el volumen:
-…y seguiremos con los rastrillajes mas exhaustivos en la zona de Escaba y el limite con Catamarca.
-Está complicado el tema.-Dijo Rolando.
-¿Por qué che?
-Porque han pasado varios días, el celular ya se le ha quedado sin pila, porque antes las llamadas le entraban y era como si no contestara, ahora manda al contestador ahí nomás.-Puso una cara de velorio tremenda, bastante adecuada para su voz baja y manos entrecruzadas sobre la mesa.
-Que culiao…
-Si, yo no se si se le habrá caído en algún lado, capaz que lo ha tirado por la ventanilla, pero bueno, yo creo que siempre lo ha tenido encima.
-¿Qué se comenta adentro Compadre?
-Y eso me vas a tener que ayudar a averiguar vos, yo no me he metido mucho, con la familia ha hablado Saso y con nadie mas, los de la fiscalia han dado intervención, pero ni han pintado.
-¿A dónde te han mandado?-Preguntó Peña después que Víctor pusiera entre él y el policía de civil una parrillita que rebosaba en carne y achuras.
-¿A mi? A esperar, los changos míos han comido hace rato y se han ido a las camionetas a dormir un rato, pero hoy nomás vamos a volver a San Miguel.
-¿No te querés quedar en mi casa?
-No, gracias hermanito, pero va a convenir que esté allá, si llegan a encontrar un fiambre recién voy a volver y a no hacer mucho, esto es todo propaganda política.
-Claro, si me parecía raro que estés acá boludo, si vos sos de Capital.
-Si, pero los del Sur no tienen ni aca, nosotros le vamos a tener que prestar todo.
-Material, gente…
-Y si, no hay que dejar que se los afanen.-Le tiró un hueso de costilla con bastante carne al perro que estaba dormitando a los pies de Juan.

adolfo =D

29/8/11

Satisfecho 1.0

• Diálogos: impecables. Quizá los puntos más fuertes de la novela sean sus diálogos: son de una gran naturalidad, frescos, ágiles, chispeantes. Mientras uno lee, “escucha” a los personajes y los identifica claramente pues cada uno tiene sus propios matices. Esto denota, nuevamente, la buena construcción del personaje: no tiene sólo un nombre propio y una determinada descripción física, profesión, etc: tiene voz propia y se hace oír. El uso del lenguaje regional enriquece no sólo los diálogos sino la novela toda. El rescate de la oralidad de una región me parece sumamente importante, no sólo en la búsqueda de la verosimilitud, sino como hallazgo o búsqueda personal del autor: el paisaje y sus gentes puestos no como decorado exótico de una historia, sino desplegados en función de la misma: un escritor que escribe desde su propio lugar, desde su tierra, con el lenguaje de su tierra: esto para la narrativa argentina contemporánea, copada en su mayor parte por escritores “neutros”, es valiosísimo y hace una gran diferencia. Las charlas entre Peña y Mamaní son imperdibles: translucen la camaradería de los personajes, esta empatía masculina entre dos hombres de extracción social distinta, que creen en cosas distintas, que tienen vidas y aspiraciones diferentes, pero que se reconocen pares en el territorio de la amistad. Otro punto a resaltar es que el rescate del lenguaje regional no se limita a los diálogos de los personajes: el narrador, aunque en tercera persona y omnisciente, muchas veces echa mano a giros coloquiales, mimetizándose con la subjetiva de los personajes.

y la paranoia sigue igual jajjajaaj...un dia feliz y estoy un poco mmmmmm satisfecho, no se, queria leer esto en mi blog jajaja

20/8/11

Abuso Deshonesto

Peña y Roberto salieron caminando tranquilos, cruzaron la plaza viendo a un par de decenas de chicos y chicas que se habían hecho la yuta del colegio y se juntaban ahí para fumar y hablar a los gritos.
-Culiao si pudiera ver esas pendejas.-Dijo Roberto que caminaba agarrado del brazo de Juan y con sus gafas negras.-Pero las huelo hermano, las huelo…¡Auuuu!-Aulló como un lobo, totalmente indiferente al buen comportamiento.
Juan quiso reprenderlo, pero al final se cagó de risa y le siguió el juego.
-Si vieras Jorge Luis, ahí hay una rubita con una faldita escocesa cortita.
-¿Cómo tiene las tetas?
-¡Enormes! Pero la hija de puta se las tapa con la campera.
-¡Los pibes quieren ver che!-Volvió a gritar, y Peña se paró para poder reírse a gusto.
-Shh boludo que nos van a meter en cana por estupro.
-Esa figura está derogada del Código Penal, ahora se llamaría abuso deshonesto…pero, soy ciego, ¿Cómo me defenderías?
-Mmmm es difícil, porque sos ciego inteligente, estas hecho mierda del marote, pero no sos un interdicto.
-Aja.
-Entonces yo creo que habría que decir que vos le querías tocar la cara, que ella se había dejado tocar la cara, y entonces te ha dado una convulsión y te has ido a las tetas.
-O ella se ha movido.
-No, convulsión, trucamos unas tomografías, decimos que tenés alguna otra mierda en la cabeza y con eso capaz que te hago safar.
-¡Fa! Un capo.

teeeeetas =D

13/7/11

Cerrados...

Después de almorzar, Soledad preparó unas frutillas con azúcar y fueron a hacer el postre en el patio, como un pequeño picnic. Mientras Peña dormitaba sentado, Sole volvió a leer el diario, hasta que llegó al final, a Policiales.
-Che bebé, mira lo que ha salido de un chico de Alberdi.
-Uh, no he leído el diario hoy.-Dejó la taza con un poco de jugo de las frutillas.-Si, ayer hemos salido a buscarlo con Ger y Pablo. El vago es hermano de la Andre…
-¿Cómo?
-Si boluda, ¿No te había contado?
-¡No!, como no me vas a decir…
-Es que no le daba mucha bola, no ha caído en la fiscalia.-Tosió y se recostó en el suelo.-Mirá, es hasta probable que nosotros hayamos sido los últimos que lo hayamos visto.
-¿Qué?-Soledad tiró el diario.- ¿Por qué?
-El domingo hemos desayunado en Encuentros…
-Momentos, siempre te equivocas.-Le pegó un chirlito en la pierna.
-Bueno, ahí, y el chango este ha aparecido, vos estabas chusmeando con la Martina, pero el tipo se ha sentado en una mesa y ha desayunado.
-¿Pero como lo has notado?
-Porque le hemos metido una buena criticada con Francisco.-Soltó una risita.- Bueno, la cuestión es que desde esa mañana no se lo ha vuelto a ver.
-¡Pero Juan!-Le gritó y se sacó los anteojos y lo miró fijo.
-¡¿Qué?!
-¿Qué? El chico está perdido desde el domingo y vos hablás como si te chupara un huevo boludo.
-Es que me chupa un huevo, el vago es un gil, la hermana es una gila, el padre es un gil, y así sucesivamente.
-Sos una teta.-Volvió a leer el diario, pero esta vez en voz alta:
“La última vez que lo vieron fue el domingo, cuando salió de su casa en una camioneta.
A pesar de los intensos esfuerzos de la Policía para encontrar a Horacio Ortiz, aún no hay datos que permitan establecer el paradero del joven agricultor de Juan Bautista Alberdi.
Ayer, una comisión especial integrada por cuadros de varias divisiones de la policía, y a cargo del comisario Miguel Saso, se hizo presente en la ciudad del sur de la provincia. Los investigadores interrogaron a los familiares de Ortiz, como así también a quienes podrían haber visto la camioneta del joven. Además un helicóptero propiedad del Gobierno provincial sobrevoló la ciudad del Sur, mientras partidas integradas por personal policial, miembros del Club de Enduro y Rescate de la ciudad…

-Si, no hemos encontrado un pingo.-Interrumpió Peña la lectura y se sentó.
-¡Sh!-Otro chirlo, éste un poco más fuerte y siguió leyendo:
…y varios ciudadanos, se movilizaron para rastrillar distintos puntos de la geografía, sin obtener ningún resultado.”-Dobló el diario y se quedó con la boca abierta mirándolo a Juan.- ¿Y como está Pablo?
-Creo que es el único que está preocupado.
-¿Me estás jodiendo? esa familia debe estar como loca.
-La verdad que no los he visto preocupados.-Volvió a tirarse en el suelo, panza arriba.-Es mas, no se si hoy los habrán interrogado mas, pero ayer Roly me ha contado que con el único que han hablado es con el Saso éste.
-¿Roly?-Se sorprendió Soledad.
-Si, lo han mandado con varios mas, Homicidios, Delitos Complejos, Drogas peligrosas, unos canas que andan en el monte, que se yo, todo el teatro.
-¿Por qué teatro? Vos debes saber algo o si no sos un monstruo, como no te vas a preocupar.
Juan se quedó callado un rato antes de contestar, no buscaba palabras, en su mente estaba la pelea de Ger con Pablo y las lágrimas de éste último.
-Yo se que si aparece va a aparecer donde vive un hermano, ahí en el culo del país, o si no va a aparecer muerto.-Dijo.
-¿Por qué tan así?-Esta vez no se molestó, parece que le había picado el bichito de Sherlock.
-Porque según Gerardo el Horacito debía guita, y jura y perjura que el vago se ha ido del pueblo.
-¿Y Pablo que dice?
-Pablo sabe lo que debe, y está preocupado. Igual no dice nada.
-Que raro…tan hablador que es.
-Que era.-La corrigió.-Cada vez mas se está volviendo como la familia de la Andre.
-¿Así medio cínico? Porque la mina esa es re cínica, no puede estar sonriendo y mudita todo el día.
-Mas que cínicos…-Juan buscó la palabra.-Cerrados.
-¿No hablan mucho?
-No es que no solo hablen, no tienen amigos, nadie les conoce bien los negocios que tienen, todos chupacirios.-Juan se paró del suelo y se sacudió el traste.-Como si no muestran lo que son.
-Ay Gordo, me he puesto mal.
Se quedaron un rato en silencio, cada uno sumido en lo que estaba pensando, hasta que Soledad le pegó un tirón a los joggins de Juan y lo dejó con el pito al aire.
-¡No!-Gritó.-Willie ataque a la puta, ataque a la puta.
Estuvieron jugando un rato, hasta que se nubló un poco, y la escena se puso mas para dormir un rato que para hacer otra cosa.


Tarea del dia jajajaj

Encima

-Está complicado el tema.-Dijo Rolando.
-¿Por qué che?
-Porque han pasado varios días, el celular ya se le ha quedado sin pila, porque antes las llamadas le entraban y era como si no contestara, ahora manda al contestador ahí nomás.-Puso una cara de velorio tremenda, bastante adecuada para su voz baja y manos entrecruzadas sobre la mesa.
-Que culiao…
-Si, yo no se si se le habrá caído en algún lado, capaz que lo ha tirado por la ventanilla, pero bueno, yo creo que siempre lo ha tenido encima.
-¿Qué se comenta adentro Compadre?
-Y eso me vas a tener que ayudar a averiguar vos, yo no me he metido mucho, con la familia ha hablado Saso y con nadie mas, los de la fiscalia han dado intervención, pero ni han pintado.
-¿A dónde te han mandado?-Preguntó Peña después que Víctor pusiera entre él y el policía de civil una parrillita que rebosaba en carne y achuras.
-¿A mi? A esperar, los changos míos han comido hace rato y se han ido a las camionetas a dormir un rato, pero hoy nomás vamos a volver a San Miguel.
-¿No te querés quedar en mi casa?
-No, gracias hermanito, pero va a convenir que esté allá, si llegan a encontrar un fiambre recién voy a volver y a no hacer mucho, esto es todo propaganda política.
-Claro, si me parecía raro que estés acá boludo, si vos sos de Capital.
-Si, pero los del Sur no tienen ni aca, nosotros le vamos a tener que prestar todo.
-Material, gente…
-Y si, no hay que dejar que se los afanen.-Le tiró un hueso de costilla con bastante carne al perro que estaba dormitando a los pies de Juan.

22/6/11

Rezo por Vos

Lo que tenía de bueno el bar era la música, la que iba al ritmo de lo que Francisco tomaba: la noche comenzaba tranquila, unas medidas de fernet suaves con algo de Pink Floyd mechadito con los Beatles y algo en ingles más moderno como Radiohead o los Red Hot. Después, cuando las medidas se hacían más picantes y le daba menos bola a la caja y a los pedidos, Fran se ponía mas nacional viejo, sonaba el Flaco Spinetta, Pappo. Al final, cuando ya abría la Quilmes con las muelas y le daba un beso bien largo, sonaba Rezo por Vos, el ambiente se trasformaba.

La indómita luz se hizo carne en mí
Y lo deje todo por esta soledad.
Y leo revistas en la tempestad,
Hice el sacrificio, abrace la cruz al amanecer.


Ya todos se paraban, algunos de los pendejos mas rockeros se metían al local y comenzaban a cantar, y Francisco desde atrás de la barra siempre floja y flaca, veía el monitor de la notebook, como si estuviera leyendo la letra y cantaba. El Ruso se transformó y parado en su silla cantaba:

Rezo...
rezo...
rezo...
rezo...


Juan cantaba sentado, golpeando con su mano libre la mesa, e incluso Gerardo que era más reggetonero que otra cosa decia a los gritos:

Morí sin morir y me abrasé al dolor
y lo deje todo por esta soledad.
Ya se hizo de noche y ahora estoy aquí,
mi cuerpo se cae, solo veo la cruz al amanecer.


Era el comienzo de la fiesta, la luz verde para tomar más cerveza, de pedir el fernet con menos coca, de hacer largos viajes al baño y quedarse hablando con gente querida o no tanto.

Rezo...
rezo...
rezo...
rezo...


Y Francisco que seguía con los ojos cerrados, solo en la barra, y El Ruso que se desbocaba mas y mas, y Juan que ya se paraba, y Soledad se abrazaba con Martina y también cantaban:

Y cure mis heridas y me encendí de amor,
y queme las cortinas y me encendí de amor,
de amor sagrado.
Y entonces...
y entonces...
y entonces...
y entonces...
rezo...
rezo...
rezo...
rezo...

Todo explotaba y todos estaban felices, quizá porque habían ganado esa tarde, o quizá todos eran solos ellos y los otros no, pero a Peña no le importaba, y ya tomaba cerveza del pico, y ya bailaba rocanrol con Soledad y la besaba, y se reía, y Los Redondos y Sumo no se callaban en toda la noche desde los parlantes.


Adoleo :D jaja

7/5/11

Billares

El Colón era terreno conocido para Lucas del Campo, así como lo fue El Molino y otro par de billares, donde solía reunirse con sus contactos, en aquellos años que él recordaba como “la buena época”. El procedimiento era simple: cuando la reunión se concretaba por la radio o por emisarios, El Zorro llegaba media hora antes y se instalaba en una mesa, cualquiera, pero tenía que estar al fondo, donde no había ruidos de tacos, si no timba, ajedrez y dominó. Había ventajas en reunirse en los billares, primero, era un lugar público, nadie se iba a animar a pelar el fierro y hacerse el rambo, o si lo hacia, por lo menos iban a quedar varios testigos, a su vez, era un lugar privado, los noctámbulos no suelen ser buchones, había como un pacto de silencio implícito entre todos ellos, todos estaban en la misma en los salones del fondo, timbeandose la jubilación, franeleando una puta o simplemente estando despiertos a la hora en que la mayoría dormía. Pero la mayor ventaja que encontraba a la hora de reunirse en los billares eran los mozos, los mejores dobles agentes que podían existir, buenos a la hora de cumplir ordenes, de confirmar datos, de refutarlos y de advertir, como ese mozo del Molino, un galleguito mínimo, republicano hasta el tuétano, que ni bien llegaba le limpiaba una mesa, le traía un café cargado y un tablero.
-¿Quién viene hoy Zorro?-Le preguntaba siempre.
-Él te va a buscar a vos Gallego, me lo traés acá.
-¿La Gaceta?-Era la clave, el Gallego le advertía que tenia algún dato.
-Decíme.
-Que han venido unos pelilargos, se pidieron unos sanguches y se fueron por la 24 a pie.-Hizo una pausa y lo miró por arriba de los anteojos.-Venían con zapatos de combate.
-¿Volvieron?
-Están allá.
Los pelilargos estaban apoyados en la barra esperando, seguro que escondían entre las camperas de cuero algún arma…tenían una pinta de zurdos que daba gracia, entonces había que prevenir.
-Andate hasta el teléfono de la esquina, llamá a este numero Galleguito, deciles que El Zorro está en el Colón, que picó algo, que sigan a pie y si ven que sirve, procedan.
El Gallego cumplió la orden, un par de cuadros que deambulaban por la Plaza Independencia, se ubicaron en la esquina de La Recova, vieron salir a los dos tipos con botas de combate, barba y pelo largo, y los siguieron. A diez metros los siguieron por la 9 de Julio hasta la Crisóstomo, de ahí doblaron para el Parque, seguro que iban a la terminal, uno de los cuadros sacó el handie, habló despacio. El Falcón se estacionó en las casonas viejas a la altura de la Moreno, seguro que nunca mas aparecieron.
El mozo del Colón no tenia nada de parecido al Gallego del Molino, se sintió viejo el Zorro cuando se dio cuenta que ninguno de los dos existían, pero había que adaptarse al presente.
-Negro vení.
-Como le va don Lucas, ¿Le traigo un tablero?-Pasó la franela por la mesa y dejó un cenicero, en el salón de atrás del Colón no rige la ley anti-tabaco, ni casi ninguna otra.
-Traéme un whisky, el tablero y haceme un favor.
-Digamé.
-Va a venir un gordito en un rato, vos estate adelante así te ve, te va a preguntar por El Zorro, vos me lo traés a la mesa, vos al lado, ¿entendiste?
-Pregunta por el Zorro un gordito, se lo traigo, yo al lado.-Repitió parado derechito el morocho que no debía pasar de los veinte.
-Pareces un sorete con esa chaqueta marrón hijo de puta.
-Es la que menos se ensucia don.
El Zorro estiró la mano y le puso en la bandeja un cien.
-Calladito la boca no.
El mozo corrió el cierre de sus labios.

29/3/11

Todo un Palo.

Almorzó de la rotiseria, era viernes, le gustaba comer pasta los viernes, los ñoquis pasaron bien un poco empujados por el buen vino, sin soda pero si sacado de la heladera. El silencio en la casa era enorme, solo el agua tibia que caía sobre el plato lleno de tucco y la esponja llena de espuma iba y venia hacían algún murmullo.
Lucas del Campo veces se daba cuenta que podía pasar un día entero sin decir palabra, esos días donde estaba bien apertrechado de víveres y salir a la calle se dificultaba por el dolor de las cicatrices del cuerpo y del alma. Había días que se ponía blando y ahí le daba tanta vergüenza estar consigo mismo que la ración de dos o tres vasos diarios de J&B pasaban a ser seis, quizás siete.
-Huevo duro.
Dijo mirando el patio por los visillos de la ventana de la cocina. Se había imaginado retirándose general, aun casado con Fernanda, viviendo en alguna quinta, criando perros y pájaros, viendo correr a los nietos por la casa, disciplinando hijos. Pero no. No después de Malvinas, no después de que la punta del botín derecho se le perdiera entre las piernas abiertas y atadas.
-El futuro no existe, es solo la consecuencia del pasado, por eso algunos lo manejamos, por mas que la suerte lo tuerza un poco.-Solía decir cuando filosofaba entre cigarrillos y whisky en el casino de oficiales del Regimiento.
Esa siesta no se sentía bien, su suerte lo había dejado pagando cuando la patada de su superior lo había dejado eunuco, inservible para los sueños reproductivos de Fernanda, por eso en el mismo momento que recibió la notificación de anulación matrimonial decidió que iba a manejar su presente para que en un futuro sus sueños sean al menos honrados con algo.
-Mas sangre a la sangre, es solo mas sangre.

El futuro llegó hace rato!!

2/3/11

Desconocer

Las bombas que comenzaron a reventarse cerca de los árboles de la Plaza Independencia le anunciaron a Ana que la manifestación había comenzado.
Peña le había recomendado que valla a ver de que se trataba esa protesta, la que Ana había escuchado hacia una semana desde su pieza en el hotel, y se había quedado exclusivamente para verla y para despedirse de Juan, pero el secretario de la fiscalia brillaba por su ausencia.
Bajó, saludó a la chica de recepción, cruzó por la calle, se había contagiado de esa mala costumbre de los peatones tucumanos de no cruzar por las esquinas, y se perdió por las veredas de la plaza para llegar a la Casa de Gobierno.
No escuchó sonar más bombas que el par habían sonado unos minutos atrás, pero comenzó a oír la voz que salía desde un megáfono.
-…porque queremos justicia estamos acá, aunque los atorrantes que están ahí adentro no nos escuchan acá vamos a seguir reclamando por nuestros familiares,-La voz se iba haciendo cada vez mas fuerte mientras Ana se acercaba.- que han sido victimas de los que los han matado y de la corrupción de éste gobierno.
Ana estaba mezclada entre las personas que estaban paradas frente al mástil de la plaza. No pasaban de veinte y algunos llevaban colgados en el cuello fotos plastificadas muy ajadas de sus familiares muertos. En lo que Ana recorría con la vista las caras de los manifestantes, una mujer tomó el megáfono.
-Hola amigos de la lucha.-Dijo y todos la miraron.-A mi ya me conocen, a mi hija nunca la han conocido en persona, y me hubiera gustado que ni el nombre de ella sepan, pero lamentablemente lo saben, así como yo me se el de sus papás, esposas, hijos, madres, sobrinos.-La aplaudieron.-Hoy vamos a hacer lo que venimos haciendo todos los jueves desde hace años, y yo lo único que les pido es que no bajemos los brazos, aunque seamos cada vez menos, aunque los jueces no muevan los expedientes.-Mas aplausos arengados por la voz de la mujer que se llenaba cada vez mas de llanto y bronca.-Tenemos que seguir marchando, porque ellos no se acuerdan de Fabiana, pero yo me acuerdo de ella todos los minutos de mi día.
Las veinte personas la aplaudieron y algunos la abrazaron cuando volvió a mezclarse con ellos. Otra vez el que estaba hablando antes se puso al frente de la pequeña multitud y siguió diciendo lo que mas o menos había dicho antes y que seguramente lo venia repitiendo desde que comenzó a protestar por esa persona que ya era solo una foto colgada de su cuello.
Ana no habló con nadie, pero los miró a todos. Las señoras, los hombres, las chicas y los chicos que estaban en la Plaza Independencia tenían la misma expresión en sus caras, una expresión horrible, bocas operadas para no volver a sonreír, ojeras que delataban sueños incómodos y cortos, arrugas que no eran producto del paso del tiempo, lagrimas que nunca se secaban y espaldas dobladas por cargar con un peso inimaginable.
-Ahora lo entiendo.-Pensó.-Yo no quiero terminar así.
Ana iba irreparablemente por ese camino, por h o por b el asesinato de su viejo nunca se iba a resolver, todo estaba mal, Juan se lo había dicho con palabras pero en ese momento que vio la imagen de los familiares de las victimas con sus casos irresueltos le terminó de caer la ficha.
A paso lento para no llamar la atención y por respeto, comenzó a dejar atrás a la voz del megáfono y a esas personas que nunca iba a conocer sus nombres.


Adolfooouououoooo

8/2/11

Soportar

Roly llegó a la Primera cubierto de sangre y sudor. Se bajó dando un portazo del auto y entró hecho una furia, sin pensar en nada mas que en Federico. Cruzó el patio, abrió un par de puertas, se perdió por pasillos hasta que llegó al calabozo.
-Sacamelo a este y llevalo al brete.-Le ordenó al oficial de guardia, el que se movió de su estado letárgico lentamente.
El brete era una habitación acondicionada para la tortura, obviamente que no era una mazmorra medieval ni uno de esos cuartos de interrogatorios yanquis, era una simple habitación de dos metros por tres iluminada por un foco que colgaba de los cables y una silla como las de escuela.
-Sentalo.-Indicó a su subordinado, el que con las manos en los hombros lo hizo sentar al detenido, que venia con cara de no haber dormido nada.-Gracias oficial yo lo hablo.
El uniformado salió por la puerta dejando un poco más de espacio, pero no el suficiente como para refrescar un poco el ambiente saturado de humedad y luz de 40 watts.
Roly se arremangó la camisa lentamente dándole la espalda a Federico, después se aflojó la corbata, sacó su celular, lo apagó. Toda la ceremonia lo ponía nervioso, y mucho mas la sangre que manchaba la camisa amarilla patito. Sin darse vuelta le dijo:
-Esto es por las buenas o por las malas Federiquito.-Hizo una pausa dramática.-Yo lo que voy a hacer es cagarte bien a piñas, después ponerte en el mate mi .45, amenazarte un poco. Vos vas a llorar como una putita, pero vas a seguir cayadito, entonces voy a pegarte un ratito mas, ya voy a tener molidas las manos, así que va a ser poco tiempo, y de ahí nada…-Hizo otra pausa.-Te voy a romper el culo con un palo de escoba y si seguís sin decir nada te voy a comenzar a arrancar con una pinza las uñas. ¿Estamos?
Federico siguió viendo hacia delante sin decir nada. Mamaní se dio la vuelta y con su pesada mano le dio vuelta la cara de un chirlo.
-¡Quién pingo está haciendo esto!-Lo empujó al piso y le soltó una andanada de patadas en el estomago.-¡Contestame hijo de mil puta!
Nadie los separaba, Federico era ahora de Rolando, los dos lo sabian, pero el neonazi con pinta de nene bien se iba a resistir, quizá creía que el Estado de Derecho que resguardaba la Constitución iba a defenderlo ese medio día en una pieza humeda de una comisaría en el norte Argentino.
-Esto no funciona como vos crees que funciona pelotudito.-Le dijo como si la pieza fuera tan chica que hasta se escucharan los pensamientos.
Federico solo tocio y aspiró todo el aire que le habian sacado las patadas del policía. Desde el piso no dijo nada, miró para todos lados, como buscando una brecha por donde escapar, también trató de recordar como ponía la mente en blanco cuando los cadetes mas grandes lo hacían ejecutar en el liceo o los bailes que se comían en algunas madrugadas, incluso se le vinieron imágenes de páginas de internet donde leyó como se preparaban los marines para soportar psicológicamente los tormentos físicos, pero nada le servía en ese momento, la punta de los mocasines del Boli volvieron a golpearle la boca del estomago y no podía pensar en nada mas que en el miedo que le corría por todo el cuerpo y la dificultad para respirar.
-¡¿Quién está atrás de todo esto?!-Gritó sin dejar de pegarle y le pegó mas fuerte cuando no contestó. El Boli se arrodilló, le agarró los pelos de la nuca y le acercó la boca al oído.-Si le llega a pasar lo mas mínimo a Peña te voy a matar.
Se incorporó, se acomodó la corbata sin sacarle los ojos de encima al golpeado Federico que se retorcía en posición fetal, le dio tanta bronca que frunció los dientes, levantó la pierna derecha y le clavó el taco en el costado de la nariz.



Adolfo

25/1/11

Instintos

-Tira despacio la puta madre.-Juan se quejaba mientras Roly intentaba sacarle el cinturón.-Pará boludo hay una cortaplumas en la guantera.
La sangre y el olor a pólvora del airbag ponían con los instintos a flor de piel al sub comisario, e intentaba salvar como sea a su compadre, quien estaba sangrado apretado entre el volante, el parabrisas, el asiento y el piso. El Bora había absorbido tan bien el impacto con la falda del cerro que el motor ya casi no existía, la puerta de Juan estaba trabada por el choque y el cinturón de seguridad no lo dejaba salir por la ventanilla.
-¿Esta es?-Mamaní le mostró la Victorinox Soldier 09, que Peña guardaba en lo que quedaba de la guantera.
-Si culiao, cortalo pal’ pingo a esta cosa.
El filo dentado de la hoja Trekker cortó como manteca al gris pedazo de tela y Peña respiró un poco mejor, pero su cabeza seguía sangrando y la pierna derecha no le dolía tanto desde que se había ezguinsado de una sola vez la rodilla y el tobillo.
-Me debo haber destrozado los ligamentos.-Pensó.
Roly trató con todas sus fuerzas sacarlo por la ventanilla, pero el peso era mucho y el guardia del country que lo había ayudado a salir a él estaba dentro de su garita llamando al 112.
-Quedate tranquilo compadre, no es nada.-Trataba de calmarlo Juan a Roly, que iba y venia cruzando la ruta.
-Estas sangrando mucho pendejo, te vas a desmayar, trata de no desmayarte.-Le hablaba al oído y le acariciaba el pelo cubierto con sangre. Estaba muy cortado y golpeado, el policía sabía que los golpes en la cabeza por más chicos que sean hacen que la gente pierda el conocimiento.
-Hablala a la Hernández, decile que ha pasado, dice el marido que esta cagada.-Juan comenzaba a dar pestañadas mas lentas.
-A esa cajetuda le voy a meter un cohetazo el medio del marote hermanito.-Le limpió un poco la sangre con su pañuelo.-Seguíme hablando, Seguíme hablando.-Le insistía.
-¿Qué pingo querés que te diga?-Suspiró- Me duele la gamba.
-Si no la usas para nada puto, quedate tranquilo.
El seguridad del country volvió con una botella de agua, Roly puso la mano como una hoyita, volcó un poco y se la pasó por la cara a Peña.
-Hay que darle de comer al Willie Boliviano.
-Juan, tranquilo.-Roly vio como se desvanecía y apoyaba la cabeza contra el volante.-La concha de la lora se ha desmayado.-Dijo apoyando su mano en el cuello para controlar su pulso. La sirena de la ambulancia comenzaba a oírse.



Adolfoooooo

11/1/11

Costumbres

Otra vez las mañanas calientes, las veredas angostas, tan angostas que los colectivos te peinan con los retrovisores y los que andan en bicicleta te clavan los manubrios en el hígado. Ana estaba abitundose al bullicio, al calor, a la forma de hablar, a las tormentas nocturnas, al olor de los desagües, a la lentitud que tenía la gente para moverse, incluso al saludo del revistero de cerca del hotel. Soñó por un par de segundos hacer su vida en San Miguel de Tucumán, atender la joyería, que las nenas vallan al Santa Rosa, oler jazmines y azahares, comenzar a decir he ido en vez de fui, me he bajado en vez de bajé.
Le extrañó de sobremanera sus periódicos cuelgues, algo en el aire la hacia soñar, algo en el aire la ponía en ese estado onírico-conciente, que le dejaba cruzar calles sin que la atropellen, pero que la desviaba del porque estaba en Tucumán y no entrando a su oficina de Belgrano.
-La costumbre.-Dijo en voz alta caminando todavía por la 25, sin decidirse por ir al departamento de Arturo o al hotel a dormir. Sacudió la cabeza disimuladamente, suspiró y lo llamó a Juan.
-Juancito, Ana Koch te habla.
-Hola Ana cómo está.-Contestó al tercer tono el secretario.
-Bien, con algo de sueño.
-Ya somos dos, noche agitada.
-Ni me lo digas.-Suspiró, pensó en que estaba hablando demasiado lento, pero no le importó.
-Justo estaba por leer el testimonio de Marcela Romano, la empleada del señor Koch.
-Ah.-Se limitó a responder, seguía el sueño, seguía el cuelgue, se sintió distante de todos, hasta de ella misma.
-¿Está bien Ana?-Preguntó preocupado Juan.
Movió otra vez la cabeza, inhalo profundo, su cerebro le pedía aire para funcionar.
-Si, si, disculpá.-Hizo una pausa.-No se ni para que te llamo.
-Es la costumbre.
-Es lo que pensé.
-Si, no te conviene acostumbrarte Ana. Disculpá que te lo diga así.-Juan le pareció derrotado, el pendejo se le parecía, por eso lo llamó, quería escucharse a ella misma.
-Quiero irme al carajo.-Iba mirando detrás de sus anteojos de sol los naranjos de la Plaza Independencia, caminaba por la calle San Martín, sintiendo el vapor que levantaban las baldosas, secándose del chaparrón de la noche anterior.
-Yo ya te he dicho, no te lo tendría que haber dicho, y menos repetírtelo ahora.-Peña le hablaba al oído lento, con la voz grave, no susurrando, pero si bajo.
-Era mi papá, tengo que hacer esto.
-Yo tengo que hacer esto Ana, la Justicia tiene que hacerlo, vos tenès que seguir con tu vida mujer.-Tosió una vez aclarándose la voz.- Mirá, hoy es jueves, como a las ocho andá al frente de la Casa de Gobierno.
-¿Querés verme?
-No, quiero que mires la gente que va a estar ahí a esa hora, y que penses no en ellos, tampoco en los muertos.
-Voy a ir.-Se paró en la esquina de la Laprida y 24 de Septiembre, había caminado media cuadra más para cruzar por esa esquina. Miró de reojo la Catedral.-Si, quiero verlos.
-Me está entrando otra llamada, hablamos en un rato. Disculpá.
Ana no llegó a decir chau cuando su teléfono ya no la comunicaba con nadie.
-Tiene razón pensó, sabe de perdidas.
Sintió en las piernas, el fresco aire que salía por la puerta abierta de la farmacia por donde pasaba.


a acostumbrarse pero no del todo. QUE SALTES AL VACIo Y QUE NO VUELVAS NUNCA :D

10/1/11

Datos

El desayuno estaba servido: la taza de café con leche tapada con el plato para mantener el calor, ese día José había dejado dos tortillas cuadradas y bien leudadas, un plato chico con algo de manteca y mermelada de durazno, un vaso grande lleno de jugo de naranja y otro chico con soda, a su lado, en un canasto de escritorio, estaba la carpeta Espiral que contenía la declaración de Marcela Romano. Le dieron ganas de leerla antes de devorar su desayuno, pero sabía que iba a tener que comenzar a trabajar inmediatamente después de hacerlo, por eso decidió, sin mucho esfuerzo ni traumas, hacer las cosas a su ritmo, sin que le preocupara demasiado la victima, los querellantes, los términos…resumiendo, actuar como un funcionario judicial y no como un justiciero.
Como un reloj llegó José a recoger la vajilla justo cuando Juan terminaba la ultima tortilla leyendo La Gaceta on line.
-¿Nada nuevo doctor?
-Nada nuevo bajo el sol José querido.
El mozo se quedó un instante mas de lo habitual sin comenzar a levantar las cosas, Peña sospechó.
-Decime.-Deslizó suspirando Juan.
-Nada…-Dijo José pasando sus manos por la chaqueta bordó con un par de lamparones más oscuros.
-Dale José digamé.
José se puso algo tenso, indicó con los ojos y un ligero movimiento la puerta del despacho de la doctora Hernández.
-¿Qué pasa? No está.-Peña seguía desubicado.- ¿Te debe guita?
-No, han andado preguntando por ella.
-¿Quién?-Le prestó más atención, los mozos eran los mejores dateros de Tribunales, y José el mejor entre los mejores.
-Uno con pinta de cana, calzado estaba. Andaba con otro manyín.
-¿Usted le ha visto el chumbo?
-No, no, lo tenia bien guardado, pero se le notaba.
-Y capaz que era un cana, aca vienen muchos.-Peña quiso tranquilizar el ambiente, pero José, metido en su chaquetita bordó no se animaba a soltar lo que tenía.
-No, no eran de acá.-Fue cortante, comenzaba a ponerse ansioso
-¿Cómo sabes?-La tuteada y el trato por usted se alternaba desde siempre en las conversaciones de Peña con el mozo.
-Porque ya he andado preguntando, son catamarqueños.-Hizo una pausa.-Por lo menos el que parecía cana.
-Y dale, ¿que pito tocan?
-Mierda que sos lento changuito.-Había comenzado a levantar la taza y los platos, cuando Peña se dio cuenta que el nerviosismo no era tal, si no un movimiento corporal que traducía noticias malas relacionadas con su jefa, o tal vez con él, o quizá con ninguno. A Peña se le transformó la cara.-Yo no le he dicho nada doctor.
-No, no.-Juan se reclinó en su sillón, agarró las llaves de su auto y clavó la mirada en una esquina, su corazón latía más rápido y notaba como comenzaba a transpirar. José seguía pasando su trapo amarillo por el escritorio.
-Lo anoto en la cuenta suya doctor.
Por la misma puerta que entró José se fue, llevando platos y dejando incertidumbre.


Comenzando el año jaja

adooooooooououolfo