29/3/11

Todo un Palo.

Almorzó de la rotiseria, era viernes, le gustaba comer pasta los viernes, los ñoquis pasaron bien un poco empujados por el buen vino, sin soda pero si sacado de la heladera. El silencio en la casa era enorme, solo el agua tibia que caía sobre el plato lleno de tucco y la esponja llena de espuma iba y venia hacían algún murmullo.
Lucas del Campo veces se daba cuenta que podía pasar un día entero sin decir palabra, esos días donde estaba bien apertrechado de víveres y salir a la calle se dificultaba por el dolor de las cicatrices del cuerpo y del alma. Había días que se ponía blando y ahí le daba tanta vergüenza estar consigo mismo que la ración de dos o tres vasos diarios de J&B pasaban a ser seis, quizás siete.
-Huevo duro.
Dijo mirando el patio por los visillos de la ventana de la cocina. Se había imaginado retirándose general, aun casado con Fernanda, viviendo en alguna quinta, criando perros y pájaros, viendo correr a los nietos por la casa, disciplinando hijos. Pero no. No después de Malvinas, no después de que la punta del botín derecho se le perdiera entre las piernas abiertas y atadas.
-El futuro no existe, es solo la consecuencia del pasado, por eso algunos lo manejamos, por mas que la suerte lo tuerza un poco.-Solía decir cuando filosofaba entre cigarrillos y whisky en el casino de oficiales del Regimiento.
Esa siesta no se sentía bien, su suerte lo había dejado pagando cuando la patada de su superior lo había dejado eunuco, inservible para los sueños reproductivos de Fernanda, por eso en el mismo momento que recibió la notificación de anulación matrimonial decidió que iba a manejar su presente para que en un futuro sus sueños sean al menos honrados con algo.
-Mas sangre a la sangre, es solo mas sangre.

El futuro llegó hace rato!!

2/3/11

Desconocer

Las bombas que comenzaron a reventarse cerca de los árboles de la Plaza Independencia le anunciaron a Ana que la manifestación había comenzado.
Peña le había recomendado que valla a ver de que se trataba esa protesta, la que Ana había escuchado hacia una semana desde su pieza en el hotel, y se había quedado exclusivamente para verla y para despedirse de Juan, pero el secretario de la fiscalia brillaba por su ausencia.
Bajó, saludó a la chica de recepción, cruzó por la calle, se había contagiado de esa mala costumbre de los peatones tucumanos de no cruzar por las esquinas, y se perdió por las veredas de la plaza para llegar a la Casa de Gobierno.
No escuchó sonar más bombas que el par habían sonado unos minutos atrás, pero comenzó a oír la voz que salía desde un megáfono.
-…porque queremos justicia estamos acá, aunque los atorrantes que están ahí adentro no nos escuchan acá vamos a seguir reclamando por nuestros familiares,-La voz se iba haciendo cada vez mas fuerte mientras Ana se acercaba.- que han sido victimas de los que los han matado y de la corrupción de éste gobierno.
Ana estaba mezclada entre las personas que estaban paradas frente al mástil de la plaza. No pasaban de veinte y algunos llevaban colgados en el cuello fotos plastificadas muy ajadas de sus familiares muertos. En lo que Ana recorría con la vista las caras de los manifestantes, una mujer tomó el megáfono.
-Hola amigos de la lucha.-Dijo y todos la miraron.-A mi ya me conocen, a mi hija nunca la han conocido en persona, y me hubiera gustado que ni el nombre de ella sepan, pero lamentablemente lo saben, así como yo me se el de sus papás, esposas, hijos, madres, sobrinos.-La aplaudieron.-Hoy vamos a hacer lo que venimos haciendo todos los jueves desde hace años, y yo lo único que les pido es que no bajemos los brazos, aunque seamos cada vez menos, aunque los jueces no muevan los expedientes.-Mas aplausos arengados por la voz de la mujer que se llenaba cada vez mas de llanto y bronca.-Tenemos que seguir marchando, porque ellos no se acuerdan de Fabiana, pero yo me acuerdo de ella todos los minutos de mi día.
Las veinte personas la aplaudieron y algunos la abrazaron cuando volvió a mezclarse con ellos. Otra vez el que estaba hablando antes se puso al frente de la pequeña multitud y siguió diciendo lo que mas o menos había dicho antes y que seguramente lo venia repitiendo desde que comenzó a protestar por esa persona que ya era solo una foto colgada de su cuello.
Ana no habló con nadie, pero los miró a todos. Las señoras, los hombres, las chicas y los chicos que estaban en la Plaza Independencia tenían la misma expresión en sus caras, una expresión horrible, bocas operadas para no volver a sonreír, ojeras que delataban sueños incómodos y cortos, arrugas que no eran producto del paso del tiempo, lagrimas que nunca se secaban y espaldas dobladas por cargar con un peso inimaginable.
-Ahora lo entiendo.-Pensó.-Yo no quiero terminar así.
Ana iba irreparablemente por ese camino, por h o por b el asesinato de su viejo nunca se iba a resolver, todo estaba mal, Juan se lo había dicho con palabras pero en ese momento que vio la imagen de los familiares de las victimas con sus casos irresueltos le terminó de caer la ficha.
A paso lento para no llamar la atención y por respeto, comenzó a dejar atrás a la voz del megáfono y a esas personas que nunca iba a conocer sus nombres.


Adolfooouououoooo