22/6/11

Rezo por Vos

Lo que tenía de bueno el bar era la música, la que iba al ritmo de lo que Francisco tomaba: la noche comenzaba tranquila, unas medidas de fernet suaves con algo de Pink Floyd mechadito con los Beatles y algo en ingles más moderno como Radiohead o los Red Hot. Después, cuando las medidas se hacían más picantes y le daba menos bola a la caja y a los pedidos, Fran se ponía mas nacional viejo, sonaba el Flaco Spinetta, Pappo. Al final, cuando ya abría la Quilmes con las muelas y le daba un beso bien largo, sonaba Rezo por Vos, el ambiente se trasformaba.

La indómita luz se hizo carne en mí
Y lo deje todo por esta soledad.
Y leo revistas en la tempestad,
Hice el sacrificio, abrace la cruz al amanecer.


Ya todos se paraban, algunos de los pendejos mas rockeros se metían al local y comenzaban a cantar, y Francisco desde atrás de la barra siempre floja y flaca, veía el monitor de la notebook, como si estuviera leyendo la letra y cantaba. El Ruso se transformó y parado en su silla cantaba:

Rezo...
rezo...
rezo...
rezo...


Juan cantaba sentado, golpeando con su mano libre la mesa, e incluso Gerardo que era más reggetonero que otra cosa decia a los gritos:

Morí sin morir y me abrasé al dolor
y lo deje todo por esta soledad.
Ya se hizo de noche y ahora estoy aquí,
mi cuerpo se cae, solo veo la cruz al amanecer.


Era el comienzo de la fiesta, la luz verde para tomar más cerveza, de pedir el fernet con menos coca, de hacer largos viajes al baño y quedarse hablando con gente querida o no tanto.

Rezo...
rezo...
rezo...
rezo...


Y Francisco que seguía con los ojos cerrados, solo en la barra, y El Ruso que se desbocaba mas y mas, y Juan que ya se paraba, y Soledad se abrazaba con Martina y también cantaban:

Y cure mis heridas y me encendí de amor,
y queme las cortinas y me encendí de amor,
de amor sagrado.
Y entonces...
y entonces...
y entonces...
y entonces...
rezo...
rezo...
rezo...
rezo...

Todo explotaba y todos estaban felices, quizá porque habían ganado esa tarde, o quizá todos eran solos ellos y los otros no, pero a Peña no le importaba, y ya tomaba cerveza del pico, y ya bailaba rocanrol con Soledad y la besaba, y se reía, y Los Redondos y Sumo no se callaban en toda la noche desde los parlantes.


Adoleo :D jaja

1 comentario:

(andrea) dijo...

¡Te juro que pude visualizar la escena minuto a minuto!!
Gordo me encanta cómo estás escribiendo. Creo que hay un gran avance mmmm, como es la palbra... gramática! ¡Pero con tu tinte adólfico genial! ¡Me gustó mucho, mucho!
¡Congratulaciones!