30/12/11

Minutos

Recién cortó cuando llegó a la Morgue Judicial. Estaba todo vació, un floresente parpadeaba y los demás zumbaban junto a una canción.
Y dan las 6 con 50.
Quién te dijo que yo
era el sueño que soñaste una vez.
Quién dijo que tu
voltearías mi futuro al revés.
Ya son las 7:16,

-¿Viene por el fiambre que ha llegado recién?-Le preguntó el morguero, un viejo morocho sentado en una silla de plástico, que cabeceaba de sueño y parecía no importarle el ruidaje de la música.
-Si amigo, quiero entregarlo rápido, para ir a verla a la señora.-Sonrió y le estrechó la mano.
-Anda con suerte.-Le dijo mientras revolia unos papeles que levantó de debajo de su silla.-La doctora ya lo ha comenzado a abrir.-Se paró y le indicó con el dedo una puerta con un cartelito arriba que decia Quirófano.-Pase.
El quirófano de la morgue estaba iluminado por un par de floresentes, era una habitación chica, no más de tres por tres, recubierta con azulejos celestes en la parte de abajo y de humedad en la parte de arriba. De yapa, Arjona a todo volumen y una fina voz femenina cantaba.
-El ministerio del tiempo, puso sede en mi almohada, ahí te encuentro a momentos
¡aunque no sirve de nada!

-Disculpe…-Dijo Peña cuando entró.
-¡Me has asustado!-Dijo volviéndose la medica, con su cara cubierta por un barbijo verde, del mismo color que su mono.
-Soy de la fiscalia.
-¿Cómo está?-Giró la cabeza volviendo a enfocar la mirada en la mesada, de azulejos también, donde estaba tendido el cuerpo abierto de Ginno.
-Bien, quería saber si ha encontrado algo raro.-Peña ni se acercó.
-No hay contusiones, golpes, hematomas, heridas...-Enumeró concentrada en los movimientos de sus manos.-Ahora estoy viendo los órganos internos.
-¿Catalogo como suicidio nomás?-La apuró Peña.
-Esta asfixiado, por lo menos, nada mecánico, no, venga vea…-Lo invitó.
-No, no gracias, tengo que comer asado el domingo.
-Que cagones que son los hombres.-Dijo riéndose.-Lo coso y está para despacharlo. Minutos.-Cantó.
-Esta es peor que Urtubei.-Pensó en su amigo forense de San Miguel.-Perfecto doctora…
-Núñez, Encarnación.-Contestó en tono amable la petiza de pelo enrulado y anteojos con marco negro, que apenas giró la cabeza para contestar. No debía pasar los cuarenta y tenia una pinta de loca increíble.
-Hablo con los parientes para que lo busquen.
Salió del quirófano algo confundido por la escena, pero inmediatamente volvió.
-Doctora, ¿tenia algunas cosas?
-¿Quien?-La pregunta la tomó desprevenida, aparentemente Encarnación tenia déficit de atención.-Ah, él.-Rió.- Claro, no, ha venido así nomás, bóxer y remera. Ahí están.-Indicó con la mirada los retazos de tela cortajeados, e inmediatamente le dio la espalda y siguió con su labor y su canción.-Minutos como lluvia de sal, minutos como fuego en la piel.

Chau año :D me cagaste a palos wiii jajja

adolfooo

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