-“¡Hígado!, culiao, vení para acá”. Fornidos cuadriceps daban caza al Hígado, el que aceleraba las pedaleadas, separando el traste de la silleta, mientras una andanada de naranjas, rugosas y bien maduras, estallaban sobre su definida espalda y la rueda trasera de la añosa bici playera.
-“Decíle a esos putos que los voy a matar”. Rugía con el cuello inflado Alex.Agitado, entró el morocho Hígado al gimnasio, corriendo entre cumbia, rizas, sudorosos suspiros productos del esfuerzo, y ruido de los chirridos del oxido de los aparatos mal mantenidos que se mezclaban con los sordos estruendos de los pesos que caían al piso.
-“Los del Alex casi me hacen cagar…mirá me han pegado un naranjazo” y mostraba los rezagos del cítrico en la blanca remera.
-“Hijos de mil puta. Ya que venga Pedrín los vamos a buscar.” Y los callosos dedos escribían un SMS destinado a la montaña de músculos harta de peleas entre ‘piratas’.
-“Hay que ir a buscarlos, ¡y cagarlos bien a palos!” gritaba Ricky, dejando caer las mancuernas después de terminar su ultima serie de apertura.
-“¡Si ura!, yo le tengo unas ganas de la gran puta al ‘bombero’ de Alex.” Gritando, arengando (se) el Oso -“¿Cuantos eran Hígado?”
-“Cuatro me corrieron, pero también estaba el ‘patovica’ ese de Concepción.” Contaba el morocho instructor de aparatos no certificado.
Un par de minutos después, un Falcon blanco sonaba su bocina afuera del gimnasio del Rubio, y él, el Hígado, El Oso y Ricky se acomodaban dentro del espacioso Falcon 84 de Pedrín:
-“¡¿Le ha pegado a alguno?!” inquiría nervioso (por demás) Pedrín.
-“Que me van a pegar, si son unos putos” contestaba el Hígado, mostrando sus perlados dientes adolescentes.
-“Peso por peso le he pagado a ese hijo de puta, y ahora me quiere cobrar mas…no, no”, justificaba la futura masacre el Rubio.
El hueco dejado por la persiana metálica recogida, dejaba ver a unas quince chicas quemando sus calorías a base de ‘step’ aturdidas por esa ochentosa canción remixada. Frente al gimnasio, se estaciono el ‘pirata’ (impulsado a GNC obviamente), y rápido, bajo Pedrín.
-“¡¿Por qué le querés pegar al pendejo chango?!, ¡Salí hijo de puta que te voy a romper la jeta frente a tu mujer, putazo!” dirigiéndose a los cinco que se ‘enfierraban’ atrás de las chicas.
-“Calmáte boludo”, lo tranquilizaba el Rubio por arriba del techo del auto. Y ahí venían cruzando el salón cinco remeras negras, más negras aun por el sudor, cuellos anchos y con un aura de testosterona.
-“Alex, vení hablemos.” Comenzó aplicando diplomacia el Rubio, -“¿Qué te anda pasando conmigo?”.Los del bando contrario ya estaban en la vereda. Alex al frente contestaba:
-“Me debes guita de los aminoácidos y de la otra cosa, Rubio, pagáme”.
-“Vos me has dicho 500 por los aminos y por las inyecciones, y te he pagado todo.” Hablaba tranquilo el Rubio.
-“Ahora han subido. Encima se los vendes mas caro a los changos tuyos, debes haber sacado el doble…dame una parte, o sino te lo denuncio al Hígado a la AFIP , que lo tenés en negro.” Intentaba confiscar, sin derecho alguno y bajo extorsión, Alex
-“Jajaja, ¿que te crees vos?” rió sarcástico el rubio, y las dos facciones se encontraban ya muy cerca. Frente a frente, esperando el primer empujón.
-“¿Sos canchero?, ¿Qué te venís a hacer con estos negros de mierda?, ya sabes, pagam…”. La masa compacta y pesada de la mano de Pedrín, dejaba mellas instantaneas en la cara de Alex, dando inicio a la batalla.
El Hígado corría por refugio, mientras el Oso se buscaba, retrocediendo, con un pelado que se sacaba la remera.
-“Dale ura, mano a mano compadre” invitaba el Oso al calvo patovica de Concepción, el que se envolvía su cinturón en la izquierda.La cosa ya había mutado de palabras y provocaciones, en una masa deforme hecha de puteadas, piñas descomunales y remeras que se rompían dejando ver sendos pechos y bíceps trabajados a puro fierro y farmacia.
Ricky era revoleado como una marioneta con cordones rotos, y pateado en el piso. Alex, mientras tanto, recibía las manos y pies de Pedrín, quien cegado, repartía roscazos hasta a las chicas de step que trataban de separarlo del cuerpo indiferente, y lleno de polvo del dueño del Alex Gym.
El Rubio tenia dos contra él: dos pendejos infladísimos, pero sin técnica para las manos…igual no la tenia fácil, le vendría bien un poco de ayuda del fiel Hígado, pero no estaba cerca, sino que se lo veía con una botella vacía de cerveza y corriendo ciego a partírsela a cualquiera en la cabeza. Pero no llegó, una piedra se le entrometió en la carrera…la botella marrón se hizo añicos y las rodillas jirones de carne viva. Tirado en medio de la calle de tierra, era atacado por un anónimo perro, el que trataba de extirparle el tendón de Aquiles a dentellada limpia.
Al Oso y al patovica de Concepción daba gusto verlos pelear: el local, más alto, mantenía a raya al foráneo con manos a distancia, pero, la defensa era partida a puros cabezazos (calvos), los que rebotaban en el plexo solar del Oso. Ninguno aflojaba, los dos iban de frente y se trenzaban como dos molosos en busca de un pedazo de jabalí. Nada de patadas ninjas ni de improperios verbales, pura piña y ‘ancazo’.
Ricky, en cambio, gracias a la nobleza de su rival, quien lo dejó incorporarse, comenzaba a repartir sangrantes patadas voladoras, y puteadas en porteño:
-“Dale guacho, la concha de tu madre, gil, vení ¿Qué te haces el piola?. Miráte, si tenés pinta de ‘rati’” puteaba (porque no le puedo encontrar sinónimo mas adecuado) el seudo-ex combatiente de mil peleas en su Villa Devoto natal.
Que te reten en porteño y te peleen a la distancia que dan las patadas, le crispa el nervio a cualquier provinciano, y el adversario de Ricky era muy, pero muy provinciano.
-“Meta porteño ura, deja de ‘jetiar’ culiao, te vua’ ‘patiar’ como a sapo cara e’pingo”Invitaba su adversario a Ricky, en perfecto tucumano, bajando la guardia y dejando ver su corte colimba y la marrón nariz chata.
-“¿Qué vas a pegar vos?” seguía con su verborragia Ricky-“ Si no levantas ni 20 kilos de pecho, maricón.”Craso error. Insinuar debilidad es un cross directo al ego de cualquier aficionado al gimnasio…incluso peor que la mentada de madre mas impía.
Un -“¡Agggghhhhhhhhh!” de bronca salio como grito, y con la velocidad que tienen los músculos macerados en creatina, éstos chocaron contra los de un descuidado Ricky, quien caía de bruces, y sentía sobre su pecho sentado al adversario. Adiós fino perfil porteño, adiós dientes verdaderos, adiós cutis inmaculado.
-“Tomá puto…Tomá culiao” y reventaban puños (ya sin tacto) en el rostro del porteño. Uno, dos. Uno, dos. Santa Creatina que recuperas rápido mis músculos, llena eres de Gracia.
Un vecino trataba de sosegar al perro que hacia llorar al pequeño instructor con mote anatómico, el que soltaba llantos de miedo, dolor y vergüenza.
-“No me tengo que caer…una mano al mentón a uno, y listo” planeaba su estrategia el Rubio, quien era acorralado contra una pared por los dos jóvenes musculosos. La estrategia no sirve cuando tenés los testículos y pene contraídos por la adrenalina que produce la desesperación…y de eso eran las trompadas y puntapiés del Rubio, desesperación, desesperación tan grande como la que dejaban oír por gritos de las chicas de step.Dos sirenas cortaron los gritos…de dos S-10, se bajaron catorce uniformados, quienes a fuerza de palos y tiros al aire, llevaron a cabo la redada que puso fin a la épica lucha siestera, condimentada de sangre y sudor con olor a suplementos.
Riña callejera deja como saldo un muerto.
La trifulca se produjo por un ajuste de cuentas, asegura un testigo.
Concepción: Una violenta riña entre dos bandas sacudió la tranquila siesta de Ciudad Alberdi, dejando como saldo de la pelea una victima fatal, Alexis Sánchez (a. Alex), dueño del Alex Gym de la sureña localidad.
El homicida de Sánchez fue identificado como Alejandro Pedro García (a. Pedrín), vecino de Alberdi y chofer de un ‘auto rural compartido’.
García asesinó a puño limpio a Sánchez, quien no pudo defenderse, ya que el primero actuó con una alevosía descomunal.
En el mismo episodio, Ricardo Lencína (a. Ricky) sufrió lesiones graves en su rostro y politraumatismos faciales, fruto de las violentas acciones ejercidas por el menor identificado como ‘Pequeño’. La pelea enfrentó a dos bandas de gimnasios locales por un presunto ajuste de cuentas entre la víctima y Alberto Juárez (a. Rubio), dueño de un gimnasio clandestino, quien teóricamente debía una suma de dinero a Sánchez.
Al recibir una llamada al 112, efectivos policiales al mando del comisario Juan José Ponce, se presentaron en el lugar de los hechos y se dispusieron a separar y detener a los participes. En uno de los móviles policiales, trasladaron al ya difunto cuerpo de Sánchez, y al lesionado Lencína, al hospital Provincia de Alberdi.Los detenidos, entre ellos ‘Pequeño’ y García, quedaron a disposición del Fiscal de Turno del Centro Judicial Concepción, Dr. Edgardo Pérez Úbeda. ESPECIAL-LA GACETA.
23/6/08
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1 comentario:
Mierda gordito... mudita mudita quedé... muy buena crónica, con tu toque particular... con gustito a lo tuyo.
Felicidades por la tuneada del blog!!!
Te quiero amigo de mi alma!
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