Recién cortó cuando llegó a la Morgue Judicial. Estaba todo vació, un floresente parpadeaba y los demás zumbaban junto a una canción.
Y dan las 6 con 50.
Quién te dijo que yo
era el sueño que soñaste una vez.
Quién dijo que tu
voltearías mi futuro al revés.
Ya son las 7:16,
-¿Viene por el fiambre que ha llegado recién?-Le preguntó el morguero, un viejo morocho sentado en una silla de plástico, que cabeceaba de sueño y parecía no importarle el ruidaje de la música.
-Si amigo, quiero entregarlo rápido, para ir a verla a la señora.-Sonrió y le estrechó la mano.
-Anda con suerte.-Le dijo mientras revolia unos papeles que levantó de debajo de su silla.-La doctora ya lo ha comenzado a abrir.-Se paró y le indicó con el dedo una puerta con un cartelito arriba que decia Quirófano.-Pase.
El quirófano de la morgue estaba iluminado por un par de floresentes, era una habitación chica, no más de tres por tres, recubierta con azulejos celestes en la parte de abajo y de humedad en la parte de arriba. De yapa, Arjona a todo volumen y una fina voz femenina cantaba.
-El ministerio del tiempo, puso sede en mi almohada, ahí te encuentro a momentos
¡aunque no sirve de nada!
-Disculpe…-Dijo Peña cuando entró.
-¡Me has asustado!-Dijo volviéndose la medica, con su cara cubierta por un barbijo verde, del mismo color que su mono.
-Soy de la fiscalia.
-¿Cómo está?-Giró la cabeza volviendo a enfocar la mirada en la mesada, de azulejos también, donde estaba tendido el cuerpo abierto de Ginno.
-Bien, quería saber si ha encontrado algo raro.-Peña ni se acercó.
-No hay contusiones, golpes, hematomas, heridas...-Enumeró concentrada en los movimientos de sus manos.-Ahora estoy viendo los órganos internos.
-¿Catalogo como suicidio nomás?-La apuró Peña.
-Esta asfixiado, por lo menos, nada mecánico, no, venga vea…-Lo invitó.
-No, no gracias, tengo que comer asado el domingo.
-Que cagones que son los hombres.-Dijo riéndose.-Lo coso y está para despacharlo. Minutos.-Cantó.
-Esta es peor que Urtubei.-Pensó en su amigo forense de San Miguel.-Perfecto doctora…
-Núñez, Encarnación.-Contestó en tono amable la petiza de pelo enrulado y anteojos con marco negro, que apenas giró la cabeza para contestar. No debía pasar los cuarenta y tenia una pinta de loca increíble.
-Hablo con los parientes para que lo busquen.
Salió del quirófano algo confundido por la escena, pero inmediatamente volvió.
-Doctora, ¿tenia algunas cosas?
-¿Quien?-La pregunta la tomó desprevenida, aparentemente Encarnación tenia déficit de atención.-Ah, él.-Rió.- Claro, no, ha venido así nomás, bóxer y remera. Ahí están.-Indicó con la mirada los retazos de tela cortajeados, e inmediatamente le dio la espalda y siguió con su labor y su canción.-Minutos como lluvia de sal, minutos como fuego en la piel.
Chau año :D me cagaste a palos wiii jajja
adolfooo
30/12/11
6/12/11
Miércoles
El celular primero vibró en la mesa de luz.
-Es un mensaje.-Pensó Juan que se despertó sin abrir los ojos. No se dio vuelta para ver de quien era, se dispuso a dormir hasta que sonara la alarma, pero esta vez el celular además de vibrar sonó como ringtone el estribillo de Confortably Noumb.
There is no pain, you are receding
A distant ship smoke on the horizon
You are only coming through in waves
Your lips move but I can't hear what you're saying
When I was a child …
Era un número que no tenia agendado, no atendió. Peña vio la hora.
-Seis y cinco, quien pingo anda despierto a esta hora.
Trató de dormirse, pero no lo logró
Llegó cruzado a tribunales, no había nada peor que un sol brillante para las pupilas desveladas, los Ray Ban apenas daban descanso a las corneas.
-Buen día.-La saludó con voz grave a Marcela y se sentó
-Uy papito, ¿estamos de mal humor hoy no?-Le dijo mientras ponía frente a él el desayuno que ya se enfriaba.
-Gracias Marce.
-De nada.-Volvió a su lugar y Juan comenzó a tomar su café con leche.-Te tengo novedades de lo del chico éste Ortiz.
-Lo único que me faltaba el culiao ese.-Pensó, y le preguntó.-¿Qué ha pasado?
-Ayer han pasado las cuarenta y ocho horas, la Segunda hoy a la mañana ha dado intervención a la policía para comenzar el rastrillaje.
-Menos mal que no nos ha tocado ese kilombo a nosotros.
-Eso mismo le decia a Roberto, él me ha contado, vos has visto que es amigo de todos acá.
Peña no pudo evitar recordar las palabras de Jorge Luis de ese lunes.
-Es boleta ese.-Se repitió en la cabeza y apuró el desayuno.
-¿Cómo va el archivo?
-Bien, ayer he subido a los expedientes a los estantes, para que no estén en el piso por lo menos, voy a necesitar unas cajas, ya le voy a decir a Damián que me las consiga.
-¿Cómo vas a ordenarlo?-Le preguntó sin mover los ojos del expediente que leía.
-Ahora los estamos anotando en papeles, después vamos a hacer el código de barras.
-¿Cómo es eso?
-Como en el súper…-Se sacudió las manos llenas de migas de la segunda y ultima tortilla leudada.-Pones la etiqueta con un código de barra en cada caja, con un scanner lo lees y ahí te dice la información del expediente. Todos los datos van cargados en la computadora que vamos a poner ahí, entonces si querés tal o cual expediente ya archivado, haces una búsqueda en la computadora y te dice donde está, y de yapa te da toda la información.
-A la mierda che, que nivel.
-Si, tengo que comprar esta semana el scanner, es básicamente como lo de mesa de entrada, pero con los expedientes que nunca han registrado y todo el tema de prensa, evidencias, investigaciones…-Crua-Chan cortó la conversación, el celular de Peña comenzó a vibrar en la mesa.-Que raro.-Dijo, cuando lo levantó de la mesa y se dio con que la llamada era del Boliviano.-Compadre.-Atendió y salió al pasillo para hablar mas tranquilo.
-Estoy yendo para tus pagos Juancito.-Le dijo entre ruidos de viaje.
-¿Y que pingo vas a hacer a Alberdi?
-Un mono desaparecido, Ortiz de apellido.-Juan se quedó callado unos segundos, el estomago se le hizo un nudo.-¿Hola?
-Si Roly, disculpa, ¿y vos porque venís si sos de homicidios?-No pudo dejar de preguntar.
-No se, yo he preguntado lo mismo, pero han hecho un movimiento del pingo para buscarlo al culiao este.-Se sonó la nariz y siguió hablando.-¿Vos lo ubicabas?
-Si, un gil de mierda, hoy iban a ir los del Club de Enduro para buscarlo también, han pedido colaboración a la gente con camionetas y motos para buscarlo.
-Si chango, a alguien grosso han tocado, porque hasta el helicóptero va.
-A la mierda.
-Che compadre, ¿vas a andar por ahí para que vallamos a comer algo?
-Meta vamos a comer, ya nomás voy a pedir que me deje irme el jefe.
-¿Qué tal el jefe nuevo?
-Un capo.
-Espero que no te cueste otro auto el jefe.
Los dos rieron antes de cortar.
Peña entró a su oficina y vio a Marcela en su computadora jugando al Tetris.
-Así va la justicia che.
-Mirá chiquito, la has sacado barata, yo tengo que tomar declaraciones a mil quinientas personas, vos vas a pasarte acomodando papeles.-Puso pausa dándole un golpe fuerte a una tecla, y lo miró-¿Vas a ir a buscarlo al chico ese de Alberdi?
-Y si, quiero ver si Gómez me da permiso.
-Anda y fijate todos los mocos que se manda la Segunda.
-¿Mocos?
-Son unos incompetentes.-Miró para la puerta que comunicaba el despacho con el de los empleados y habló mas bajo.-Unos coimeros de mierda.
Entró a la oficina de su jefe sin golpear. Gómez tenia decorado todo como el estudio de un juez de las películas yanquis, las paredes revestidas de madera, bibliotecas con libros y hasta un par de sillones.
El fiscal estaba apenas iluminado por la lámpara de bronce con pantalla verde.
-Juancito, buen día.-Le dijo ni bien entró.
-Doc, ¿Cómo andamos?
-Bien bien, terminando unos oficios.
-Che Pepe, hoy vamos a salir con unos amigos a ayudar con el rastrillaje por un chico de Alberdi que está desaparecido.
-Ah, el chico ese que ha salido en La Gaceta…
-¿Cómo?-Peña se sorprendió.
-Si, el agrimensor.
-¿Agrimensor?
-Si boludo, mirá.-El Fiscal levantó el diario de la punta de su escritorio, buscó la nota, dobló las paginas y se lo alcanzó a Juan.
-Agrimensor desaparecido en Ciudad Alberdi.-Leyó en voz alta Juan.-Horacio Ortiz desapareció en la mañana del domingo próximo pasado de su domicilio cuando salió camino a una finca que poseía en Donato Álvarez, como no retornaba, su familia comenzó a llamarlo incesantemente, pero el joven no atendía, ni contestaba los innumerables mensajes de texto que le enviaron. Salió en una Ford Ranger Azul, dominio GRT-914. Ortiz, que mide 1,82, robusto, ojos marrones oscuros y pelo corto ondulado, vestía una camisa a rayas verticales celeste y blanca, un chaleco polar azul y un jeans azul "gastado". La Policía informó que quienes puedan aportar datos se comuniquen a la dependencia policial más cercana o por teléfono al 101.
-Así es.-Gómez recibió el diario y lo puso donde estaba antes.
Peña estaba pálido.
-El domingo lo hemos visto desayunando y no ha vuelto mas…-Dijo como para si.
-O se ha ido o está muerto, no son muchas opciones.-Tosió y se acomodó los anteojos.- ¿Cómo vas con el archivo?
-Bien, esta semana compramos el scanner, vamos a tener que poner la guita nosotros.
-No hay drama.-Dijo con cierta pedantería, como si la plata no fuera problema.- ¿Me decías del rastrillaje?
-Si, un amigo es novio de la hermana del vago este, y del Club de Enduro y bueno han pedido gente con camionetas y motos para ver si lo podíamos hallar por la zona.
-Bueno, no hay drama, si vas bien con el archivo andá nomás.
Cuando llegó a su casa eran apenas las diez y media y se estaba cagando. Willie lo miró raro cuando bajó de la camioneta y Maria José salió a recibirlo con besos y conversaciones a las que no le prestó mucha atención.
-¿Va a comer acá doctor?
-No Maria José, me voy a Alberdi, como allá.
-Le voy a dejar alguito preparado para la noche.
-Bueno.-Contestó con una sonrisa y se metió al baño a descargarse.
Cagar era todo un ritual para Peña, sus estancias en el baño nunca duraban menos de media hora, incluso en tribunales, donde los jueces y secretarios tenían un baño separado, el que Juan había hecho su pequeña casa en el trabajo, tanto que varias veces cuando desaparecía, Jorge Luis o Damián lo buscaban ahí.
Se puso un jean, una camisa y un chaleco polar. Volvió a calzarse los anteojos y lo cargó a Willie a su lado en la camioneta.
-Como te gusta callejear trolo.-Le dijo al comportado bull terrier que apenas movió la cola cuando lo habló, iba muy concentrado en lo que sucedía en la calle.
Ni bien llegó a Alberdi Roly, a eso de las doce, le mandó un sms que decia que lo esperaba en Marola, que ya había pedido asado.
-Nunca me voy a hartar de comer en Marola.-Pensó mientras sonreía y contestaba un simple OK.
Cuando estacionó notó que un helicóptero pasaba por encima de su cabeza, y se quedó mirándolo como seguramente se quedaron mirando muchos de los pocos acostumbrados alberdianos, Willie en cambio encaró un gomero que había por ahí y lo bautizó con su pis.
-Portate bien adentro ura.-Le dijo cuando lo enganchó con la correa, pero Juan iba tranquilo, a él lo dejaban entrar con el pequeño soldadito.
-¡Eh! El narizudo.-Exclamó Roly cuando vio que los dos regordetes se acercaban hacia su mesa.-Hacia rato que no lo veía, pensar que me has costado un kilo de café.-Lo acarició y recién le dirigió la palabra a Juan.-Compadre, venga coma el quesito, que esta muy bueno.
Juan se acomodó en la mesa y levantó la mano saludándolo al dueño del restaurante, que inmediatamente se acercó con una bandejita con agua para Willie.
-Este perro está bien criado amigo,-Se dirigía a Mamaní.-por ahí vienen las viejas con esos perros peludos y lo único que hacen es morder gente.
Cuando se alejó después de una pequeña charla, Juan se recostó en su silla, palmeó su panza y le preguntó a Roly:
-¿Qué onda?
-Mucho movimiento, han mandado cincuenta de la Seccional Sur, yo he traído seis de los míos y hasta el helicóptero anda, además bueno, hoy ha habido una reunión y se han dividido las zonas para buscarlo al chango éste.
-¿Vos estas de capo del operativo?-Le preguntó con la boca llena de pan con roquefort y manteca.
-No, yo estoy con los de Homicidios, hay un comisario de la Seccional Sur y también anda dando vueltas el Sub Jefe de la Policía y gente del gobierno.-Los indicó con el mentón a los hombres que comían en una mesa en la otra punta del salón.
-Que raro que no estés ahí.
-Me han invitado, pero bueno, les he dicho que iba a comer con un amigo y he llegado medio tarde de gusto.
-Claro.
Los dos se quedaron callados, en realidad todo el comedor se quedo callado, porque en el informativo del Canal 10 hablaba el Comisario Saso sobre el operativo. Marola subió el volumen:
-…y seguiremos con los rastrillajes mas exhaustivos en la zona de Escaba y el limite con Catamarca.
-Está complicado el tema.-Dijo Rolando.
-¿Por qué che?
-Porque han pasado varios días, el celular ya se le ha quedado sin pila, porque antes las llamadas le entraban y era como si no contestara, ahora manda al contestador ahí nomás.-Puso una cara de velorio tremenda, bastante adecuada para su voz baja y manos entrecruzadas sobre la mesa.
-Que culiao…
-Si, yo no se si se le habrá caído en algún lado, capaz que lo ha tirado por la ventanilla, pero bueno, yo creo que siempre lo ha tenido encima.
-¿Qué se comenta adentro Compadre?
-Y eso me vas a tener que ayudar a averiguar vos, yo no me he metido mucho, con la familia ha hablado Saso y con nadie mas, los de la fiscalia han dado intervención, pero ni han pintado.
-¿A dónde te han mandado?-Preguntó Peña después que Víctor pusiera entre él y el policía de civil una parrillita que rebosaba en carne y achuras.
-¿A mi? A esperar, los changos míos han comido hace rato y se han ido a las camionetas a dormir la siesta, pero hoy nomás vamos a volver a San Miguel.
-¿No te querés quedar en mi casa?
-No, gracias hermanito, pero va a convenir que esté allá, si llegan a encontrar un fiambre recién voy a volver y a no hacer mucho, esto es todo propaganda política.
-Claro, si me parecía raro que estés acá boludo, si vos sos de Capital.
-Si, pero los del Sur no tienen ni aca, nosotros le vamos a tener que prestar todo.
-Material, gente…
-Y si, no hay que dejar que se los afanen.-Le tiró un hueso de costilla con bastante carne al perro que estaba dormitando a los pies de Juan.
Salieron caminando lento y con las manos en los bolsillos, se despidieron con un abrazo y con la promesa de verse al otro día y de tenerse al tanto de todo. Subió a Willie a la caja de la camioneta y cruzó la vía hasta la plaza Alberdi, donde estaban todos con sus motos y camionetas listos para salir al campo.
Juan se bajó con los anteojos puestos y con algo de sueño, saludó a un par de viejos conocidos y a otros desconocidos, y encaró a la ronda donde estaban algunos de sus compañeros de rugby.
-Bueno, mirá quien ha amanecido.-Le dijo Ger.
-Chupáme la pija pedazo de puto.-Se abrazaron y pegaron cariñosamente.
-Gordo, vos vas a llevarnos a mí y a Ger hasta Escaba, de ahí nosotros vamos a subir un poco mas con las motos y vos nos esperas ahí.-Le dijo Pablo, que estaba ya con la pechera y los guantes puestos, y hablaba bastante serio.
-Lindo empringue me voy a pegar.-Intervino Peña.
-No va a ser nada, vamos a ir un poco por el Singuil, tranquilos,-Escupió en el suelo y piso el escupitajo con su bota Fox ridículamente enorme.- Cana y Maxi van a ir por el Marapa desde El Badén hasta el puente de la 38, los otros changos van a andar en grupos por La Calera y por el Matazambi.
-¿Y a quien han mandado a Comodoro Rivadavia?-Preguntó el Cana y todos se rieron, menos Pablo y Juan, que no entendió el chiste.
-Si Horacito se hubiera ido con el hermano ya nos hubiéramos enterado y no andaríamos cagandonos de frío aca.-Le hizo señas a uno de los viejos enduristas y se fue con él.
Peña se quedó junto a Ger.
-¿Che Ger, que pingo es eso de Comodoro Rivadavia?
-Y ahí vive Álvaro.
-¿El hermano mas chico?-Preguntó sorprendido Peña.
-No, Álvaro le sigue a Horacio, el mas chico es otro, no lo debes ubicar, Álvaro se ha recibido y se ha mandando con la esposa a la Patagonia.
-Mirá vos, no sabia.
Varios de los muchachos se pusieron en campaña de cargar las motos. La S-10 quedó con dos motos en la caja, además de dos bidones con nafta, Willie, mientras que en la cabina se apiñaron Juan, Ger y Pablo. Como a eso de las dos partió cada grupo a hacer su recorrido, mientras el helicóptero comenzaba a sobrevolar el cielo otra vez.
Juan manejaba tranquilo, nunca pasó los ochenta hasta que llegaron al Badén. El paisaje estaba amarillento, en algunos lugares recién habían terminado de cosechar la caña y aun los despuntes seguían protegiendo al brote de las últimas heladas del invierno.
-Sabes que si hubiera estado la caña crecida…-Dijo Gerardo, quien iba al lado de la ventanilla.
-Iban a tener que recorrer todos los putos tablones, ahí ni el helicóptero iba a servir.-Contestó Juan.
-¿Qué rinde has sacado Juancito?-Le preguntó Pablo que iba apretado en el medio.
-8 y algo-Le contestó un poco refunfuñando.
-Pero está bien boludo, si no te han cagado con el trash, has sacado bastante arriba del promedio.
-Si, que pingo te quejás.-Contribuyó Ger.-Si te pones ambicioso lo mas probable es que terminés como el pelotudo del cuñado de Pablo.
-No seas boludo chango, no hablés así.-Dijo el cuñado del desaparecido.-Hay que saber hacer negocios, pasarse de rosca es lo peor, has sacado buen rinde, te alcanza para cubrir los gastos y te queda azucar para venderla despues.
-¿De cuando sabes tanto de caña vos hijo de mil puta?-Se asombró Ger.-Si lo unico que haces con la caña es chuparla.
Todos rieron y despues putearon por las vibraciones que sintieron al pasar el puente sobre el Marapa a la altura del balneario mas conocido como El Badén.
-Nunca más lo han arreglado a este puente.
-Hacia años que no pasaba por acá.-Dijo Peña.
-Eso que hay seca, si llueve es un diquecito mas el puente.-Le contestó Ger.
Se quedaron mudos un rato, Peña concentrado en el camino y en Willie, Gerardo mirando el paisaje y Pablo…Pablo estaba con la mente en su cuñado y solo en eso.
Después del Badén, la ruta comienza a subir el cerro, la caña, si bien está presente comienza a convertirse en yungas.
-Que lindo que está el Corralito.
-Si no fuera por los mosquitos seria un paraíso todo esto Gordo.-Le contestó Ger.
Pablo seguía callado, algo tenia en su cara, los ojos perdidos en la salida del aire acondicionado quizá, o el par de suspiros que pegó desde que pasaron puente del río Marapa.
-¿Qué te pasa a vos culiao?-Se despachó Gerardo.
-¿A mi? Nada ura, estoy preocupado por Horacito nomás.
-No te hagas mala sangre, el hijo de puta ese debe estar en Comodoro Rivadavia a esta hora.-Subió el volumen al equipo de música donde sonaba apenitas Las Pelotas.-Agradécele que nos da la oportunidad de enduriar un miércoles.
-Y me ha dejado safar del laburo.-Aportó Peña.
-Y despues reclámale, porque seguro que desde el sabado a la noche no le tocas una teta a la Andre.
Los dos rieron, y Pablo los puteó, pero se relajó un poco.
El pavimento termina en la entrada del viejo aserradero, un monumento centenario a la explotación maderera que básicamente dio origen al pueblo. con el pavimento comienza también el precipicio, el río Marapa en esta parte conocida como el 25, corre entre los cerros. El camino de ripio estaba lleno de piedras, algunas rebotaron contra el chasis. Cuando pasaron por la virgencita se persignaron.
-Que salgamos vivos.-Dijo Juan.
-Que lo encontremos a Horacito, la concha de dios.-Dijo Pablo.
-Que esta noche me coja a la pendeja.-Remató Ger y los tres rieron otra vez.
Ya estaban en Batiruana, las casas abandonadas metían un poco de miedo, solo se escuchaban algunos pájaros y el río. El camino mas arriba se hacia con un precipicio bastante importante. Juan rogaba no cruzarse con ningún auto de frente, siempre fue un cagón para manejar. La subida era de menos de veinte kilómetros, pero con curvas cerradas y el puto precipicio.
-Me empinga manejar, quiero ver las montañas.-Se quejó Peña.
-No seas maricón Gordo, el paisajito.
-Puto.-Agregó Pablo.
El Murallón del Dique Escaba es considerada una verdadera maravilla de la ingeniería civil, uno de los embalses tipo Ambursen mas grandes del planeta. A principios del siglo XX Jhon y William Robertson fueron los responsables de las primeras mediciones y del primer proyecto, estos hermanos ingleses que vinieron con el ferrocarril, amaron tanto el Escaba que fueron enterrados cerca de él. Si bien los Robertson murieron en el 14 y 17 respectivamente, la obra comenzó a construirse en el 37, con visita presidencial incluida: el por entonces presidente Justo recaló en Alberdi causando una revolución en el pueblo. Desde la inauguración formal, Francisco Guiulianni fue el ingeniero que marcó los caminos y levantó el dique, que recién se terminó en el 48 y Perón se hechó todos los laureles. Como una buena historia argentina, el Escaba comenzó a dar luz recién en 1956, pero mas que luz, sin el Escaba no habría riego, sin riego no habría tabaco, sin tabaco no habría sur de la provincia.
Juan paró la camioneta junto a los motores que abren las compuertas. Los tres amigos y Willie se quedaron un rato en silencio viendo el espejo de agua y llenando sus pulmones con aire puro y sus oídos con los chillidos de los loros.
-¿Por donde van a ir?-Dijo Peña sin dejar de mirar las quebradas con agua de base.
-Por el camino principal, de ahí vamos a ir hasta el Singuil y Escaba de arriba.-Dijo Pablo acomodándose el casco.-Calculo que nos meteremos por los senderos que hay al lado y por el lecho del río.
-Claro, fácil dos horas, poco mas.-Dijo estirando los brazos Gerardo.
-Si mas o menos.
-La puta que los parió boludo, me voy a re empingar.
-Dejá de quejarte Gordita, te estas ganando una nubecita en el cielo.-Le dijo Ger y las motos se perdieron por el camino.
-Me voy a comprar una coca en un kiosco y hacerlo jugar un rato al Willie entonces.-Juan se desperezó, rascó su cabeza y miró su reloj.-Me hablarán cuando estén abajo o si lo encuentran en un nido de loros a Horacito.
Peña se sentó en silla con propagandas de Coca-Cola en el Club Náutico. Se pidió una Coca y se relajó viendo el verde infinito, disfrutando el silencio, el sol, la siesta, estuvo casi media hora sin decir nada, colgadísimo, tanto que apenas lo veía a Willie que jugaba con los perros de los lugareños.
-¿Es de acá usted amigo?
-¿Cómo?-Peña volvió a la tierra por la pregunta del chico que le había traído la gaseosa hacia un rato.-Si, si, lo andamos buscando al chango Ortiz, dos amigos míos están subiendo en moto a ver si está por los precipicios.
-Ajá, pero bueno, difícil.-Hablaba con las manos en los bolsillos, despacio.- Desde el domingo que no se ve gete de la villa, usted ha visto que cuando vienen acá o van para el Singuil uno los ve.
-Claro.-Peña se dio cuenta que el unico camino que va a haciendo escalas en Escaba de Arriba, al río Singuil y mas al oeste pasa a Catamarca, quedaba a cincuenta metros de donde estaba sentado. El mozo seguro que se pasaba horas y horas oteando el camino para saludar a quienes pasaban o esperar algún cliente.-Andaba en una Ford Ranger azul, ¿No has visto pasar ninguna vos?
-No, desde el domingo a la tarde de acá bajan todos, de ahí se mueve la gente que es de acá nomás.
Si bien lo que decia el mozo del Club Náutico podía ser considerado un mero rumor, a Juan le pareció de lo mas verosímil, en Escaba todos se conocen con todos, mucho mas que en Alberdi, entonces que un vehiculo pase a deshoras o en días de semana era siempre notado, como lo notaron a Juan, quien al otro día iba a ser un rumor cuando el mozo se parara a hablar con algún vecino y le diga que un gordito en una camioneta gris andaba buscándolo al chango que ha desaparecido en Alberdi.
Decidió esperar a sus amigos en el puente colgante del Singuil, les llevó una gaseosa fresca. Llegó un rato antes de que las motos de Ger y Pablo comiencen a escucharse a lo lejos.
-¿Nada?
-Ni un pingo.-Contestó agitado Gerardo despues de meterle un trago mas que largo a la botella.
Pablo seguía con el casco puesto y sobre la moto, con los brazos colgados desde el manubrio.
-¿Van a seguir bajando por el río?-Preguntó Juan mientras recibía el casco de Ger.
-No, es al pedo.-Dijo Pablo sin cambiar la posición ni un centímetro.-Que culiao, yo creía que por acá lo íbamos a encontrar.
-¿Ves que sos pelotudo chango? Hemos hablado de esto…
-No, no se.-Dijo bajito, apenas se lo escuchaba.
-Si, no te hagás el boludo.-Ger estaba enojado.-¡Date cuenta no se ha desbarrancado por acá como creías porque nunca ha venido!-Tiró los guantes al suelo fastidiado.-¿Quién pingo se viene a Escaba un día de semana?
-No se…-Habló despacito otra vez Pablo, seguía con el casco y las antiparras.
-Vos querés tapar el sol con el dedo Pablo.-Ger le dio otro trago a la botella, y Juan ya intervino.
-¿Qué pingo saben?
-Nada…-Volvió a hablar en voz baja Pablo, quien seguro lloraba detrás de las antiparras.
-Chupáme el pingo, no te voy a seguir bancando, le voy a decir a Juan.
Peña se puso alerta, los changos no eran de pelear y cuando las cosas se ponían serias alguno siempre se sacaba o comenzaban a tratarse por los nombres y no por los apodos o puteadas.
-¿Pablo que me tenés que contar?
-No…-Los hombros subían y bajaban siguiendo el espasmo del llanto.
-Dejá de mariconear la puta que te parió.-Gerardo se sacó la pechera y la tiró junto con los guantes.-Este pelotudo sabe en que negocios andaba metido el cuñado y no quiere decirle nada a nadie.
Hubo un momento de silencio pesado. Juan no sabía como reaccionar, pero al final lo hizo como un amigo.
-Hijo de puta, yo no estoy investigando esto, no tengo porque decirle nada a nadie lo que sepás.
-Es que no es pava boludo.-Levantó los brazos del manubrio, se subió las antiparras y desabrochó el casco camuflado que llevaba.
-¿Vos estás metido en algo?
-No, no está metido, pero sabe por boca de la hermana en que andaba el estupido de Horacito.-Dijo Ger, despacio, pero no menos caliente.
-Pero no es para tanto boludo.-Pablo ya hablaba mas fuerte, su rigidez se iba calmando.
-Si sabes chango, sos contador, sabés que le debe a cada santo una vela.
-Yo no soy su contador, además si debes guita.-Hizo una pausa.- bueno, no pasa nada…
-¡Está fugado, comprendé gil!-Le gritó.- Y de ahora en mas no contés conmigo para nada de estas pelotudeces, vos te estas volviendo igual de raro y loco que la familia de tu novia.
Pablo se bajó de la moto, la tiró al piso y se fue corriendo hacia Gerardo, el que lo esperaba aun montado en la enduro.
-¡Hijo de puta no la metás a mi novia!
-¡Te voy a cagar a piñas ura!-Le contestó el flaco mientras los dos se agarraban de los buzos y zamarreaban.
Juan intervino de inmediato, los dos eran mas livianos que él, así que los desenganchó a uno con cada mano, a Gerardo lo empujó hacia atrás, haciéndolo tambalear, y se quedó abrazándolo a Pablo, que seguía puteando a todo el mundo y llorando con su casco y su pena.
Al camino de vuelta lo hicieron en silencio, no prendieron el stereo, el unico que hacia ruidos era Willie que iba en las piernas de Pablo, de tanto en tanto lo veía a la cara y le lamía los ojos rojos por el llanto.
La Plaza Alberdi estaba llena con los policías que habían hecho los rastrillajes a pie por las fincas linderas a la ciudad y con los veinte o veinticinco civiles que habían participado en ese día de búsqueda. Seba, un primo de Juan y miembro del Club de Enduro y Rescate se acercó ni bien los vio llegar.
-Che ura, ni señales.
-Nada por arriba tampoco.-Contestó Ger.
-¿Che Pablito tu suegro donde está? Ni ha aparecido boludo.
-No tengo idea, ahora los voy a ir a ver.-Contestó seco, tomándose como un reclamo la pregunta de Seba.
-Mañana a la misma hora capaz que hacemos otra partida.
Se alejó despues de despedirse y Ger comenzó a desatar las motos que estaban cargadas en la caja.
-Dejala a la mía ahí Gerardo.-Dijo Pablo todavía sentado en la cabina.-Juan llevame hasta la casa de los Ortiz.
Salió a recibirlos Horacio padre, el que no había cambiado absolutamente en nada desde la ultima vez que Juan lo había visto años atrás. Se les acercó recién bañado, peinado para atrás con su bigote ancho y su panza enfundada en un bremer bordó a rombos.
-Hola Juancito, ¿Como te va tanto tiempo?-Lo abrazó y a Pablo no le dio ni la mano.
-¿No ha pasado nada?-Cambió el tono de voz cuando se dirigió al novio de su hija.
-No.-Pablo bajó la mirada y el silencio se hizo presente.
Peña tenia muchas ganas de averiguar porque el tipo que tiene un hijo perdido está tan fresco como si nada le hubiera pasado.
-Mañana van a salir otra vez temprano los policías a rastrillar.-Intervino Juan.
-¿Vos no sabes nada de lo que dicen en tribunales Juancito?-Le tiró con una sonrisa y apoyándole una mano en el hombro.
-No, lo unico que sabia era que bueno, habían dando intervención a la policía…¿A ustedes no los han venido a ver?
-Ha venido el fiscal, nos ha preguntado algunos datos de Horacito, pero nada mas.-Chistó la lengua y negó con la cabeza.-Que va a hacer, no pasa nada.
-Pero a ustedes les ha dejado algún mensaje, una carta, ha hablado de irse a algún lado…-Comenzó a indagar Juan, no podía con el instinto.
-Nada.-Contestó simplemente Horacio padre.
-Pero es raro, si alguien desaparece así como así algo la familia tenia que sospechar o saber.
-Si hubiéramos sabido algo yo te lo hubiera dicho esa noche que te he hablado por teléfono Juancito, pero no sabemos nada de nada.
Peña tal vez por respeto o por cagón no le preguntó nada sobre los negocios que Gerardo había dicho que Horacito tenía, así que solo aconsejó al sonriente hombre a que colabore con la justicia, que no se guarde nada.
-Hoy he hablado a Personal para que me rastreen donde estaba el teléfono, y salía en el Río Marapa, pero si lo han recorrido y no han encontrado nada imagináte…
-¿Tiene un abogado ya?-Preguntó seco Peña, lo que fue negado por el Señor Ortiz.-Bueno Horacio, comience a buscar uno, o cualquier cosa que necesite me habla a mi antes, pero trate de no nombrarme.
-¿Está la Andre?-Recién habló Pablo.
-Está en el negocio.-Fue la uncía contestación que le dieron, y despues de un par de saludos y ofrecimientos, Juan y Pablo volvieron a subir a la camioneta.
-Boludo éste viejo es más raro que perro verde.-Le dijo a su amigo el abogado.
-Ger tiene razón en eso, esta gente está loca.
Lo que los Ortiz estaban medio locos Juan lo confirmó cuando se bajó en el negocio de Andre a ayudarle a Pablo a bajar la moto, ya que la chica salió dando saltitos de corzuela enamorada a saludarlo a su novio con besos y sonrisas.
-Así no se porta la gente en estos casos.-Pensó Peña ya en la ruta volviendo a casa, mientras la noche comenzaba a ganarle al día.
Finalizamos la segundaaaaa, con su visita: un capitulo (de los cortos) gratis :D ajajaj
-Es un mensaje.-Pensó Juan que se despertó sin abrir los ojos. No se dio vuelta para ver de quien era, se dispuso a dormir hasta que sonara la alarma, pero esta vez el celular además de vibrar sonó como ringtone el estribillo de Confortably Noumb.
There is no pain, you are receding
A distant ship smoke on the horizon
You are only coming through in waves
Your lips move but I can't hear what you're saying
When I was a child …
Era un número que no tenia agendado, no atendió. Peña vio la hora.
-Seis y cinco, quien pingo anda despierto a esta hora.
Trató de dormirse, pero no lo logró
Llegó cruzado a tribunales, no había nada peor que un sol brillante para las pupilas desveladas, los Ray Ban apenas daban descanso a las corneas.
-Buen día.-La saludó con voz grave a Marcela y se sentó
-Uy papito, ¿estamos de mal humor hoy no?-Le dijo mientras ponía frente a él el desayuno que ya se enfriaba.
-Gracias Marce.
-De nada.-Volvió a su lugar y Juan comenzó a tomar su café con leche.-Te tengo novedades de lo del chico éste Ortiz.
-Lo único que me faltaba el culiao ese.-Pensó, y le preguntó.-¿Qué ha pasado?
-Ayer han pasado las cuarenta y ocho horas, la Segunda hoy a la mañana ha dado intervención a la policía para comenzar el rastrillaje.
-Menos mal que no nos ha tocado ese kilombo a nosotros.
-Eso mismo le decia a Roberto, él me ha contado, vos has visto que es amigo de todos acá.
Peña no pudo evitar recordar las palabras de Jorge Luis de ese lunes.
-Es boleta ese.-Se repitió en la cabeza y apuró el desayuno.
-¿Cómo va el archivo?
-Bien, ayer he subido a los expedientes a los estantes, para que no estén en el piso por lo menos, voy a necesitar unas cajas, ya le voy a decir a Damián que me las consiga.
-¿Cómo vas a ordenarlo?-Le preguntó sin mover los ojos del expediente que leía.
-Ahora los estamos anotando en papeles, después vamos a hacer el código de barras.
-¿Cómo es eso?
-Como en el súper…-Se sacudió las manos llenas de migas de la segunda y ultima tortilla leudada.-Pones la etiqueta con un código de barra en cada caja, con un scanner lo lees y ahí te dice la información del expediente. Todos los datos van cargados en la computadora que vamos a poner ahí, entonces si querés tal o cual expediente ya archivado, haces una búsqueda en la computadora y te dice donde está, y de yapa te da toda la información.
-A la mierda che, que nivel.
-Si, tengo que comprar esta semana el scanner, es básicamente como lo de mesa de entrada, pero con los expedientes que nunca han registrado y todo el tema de prensa, evidencias, investigaciones…-Crua-Chan cortó la conversación, el celular de Peña comenzó a vibrar en la mesa.-Que raro.-Dijo, cuando lo levantó de la mesa y se dio con que la llamada era del Boliviano.-Compadre.-Atendió y salió al pasillo para hablar mas tranquilo.
-Estoy yendo para tus pagos Juancito.-Le dijo entre ruidos de viaje.
-¿Y que pingo vas a hacer a Alberdi?
-Un mono desaparecido, Ortiz de apellido.-Juan se quedó callado unos segundos, el estomago se le hizo un nudo.-¿Hola?
-Si Roly, disculpa, ¿y vos porque venís si sos de homicidios?-No pudo dejar de preguntar.
-No se, yo he preguntado lo mismo, pero han hecho un movimiento del pingo para buscarlo al culiao este.-Se sonó la nariz y siguió hablando.-¿Vos lo ubicabas?
-Si, un gil de mierda, hoy iban a ir los del Club de Enduro para buscarlo también, han pedido colaboración a la gente con camionetas y motos para buscarlo.
-Si chango, a alguien grosso han tocado, porque hasta el helicóptero va.
-A la mierda.
-Che compadre, ¿vas a andar por ahí para que vallamos a comer algo?
-Meta vamos a comer, ya nomás voy a pedir que me deje irme el jefe.
-¿Qué tal el jefe nuevo?
-Un capo.
-Espero que no te cueste otro auto el jefe.
Los dos rieron antes de cortar.
Peña entró a su oficina y vio a Marcela en su computadora jugando al Tetris.
-Así va la justicia che.
-Mirá chiquito, la has sacado barata, yo tengo que tomar declaraciones a mil quinientas personas, vos vas a pasarte acomodando papeles.-Puso pausa dándole un golpe fuerte a una tecla, y lo miró-¿Vas a ir a buscarlo al chico ese de Alberdi?
-Y si, quiero ver si Gómez me da permiso.
-Anda y fijate todos los mocos que se manda la Segunda.
-¿Mocos?
-Son unos incompetentes.-Miró para la puerta que comunicaba el despacho con el de los empleados y habló mas bajo.-Unos coimeros de mierda.
Entró a la oficina de su jefe sin golpear. Gómez tenia decorado todo como el estudio de un juez de las películas yanquis, las paredes revestidas de madera, bibliotecas con libros y hasta un par de sillones.
El fiscal estaba apenas iluminado por la lámpara de bronce con pantalla verde.
-Juancito, buen día.-Le dijo ni bien entró.
-Doc, ¿Cómo andamos?
-Bien bien, terminando unos oficios.
-Che Pepe, hoy vamos a salir con unos amigos a ayudar con el rastrillaje por un chico de Alberdi que está desaparecido.
-Ah, el chico ese que ha salido en La Gaceta…
-¿Cómo?-Peña se sorprendió.
-Si, el agrimensor.
-¿Agrimensor?
-Si boludo, mirá.-El Fiscal levantó el diario de la punta de su escritorio, buscó la nota, dobló las paginas y se lo alcanzó a Juan.
-Agrimensor desaparecido en Ciudad Alberdi.-Leyó en voz alta Juan.-Horacio Ortiz desapareció en la mañana del domingo próximo pasado de su domicilio cuando salió camino a una finca que poseía en Donato Álvarez, como no retornaba, su familia comenzó a llamarlo incesantemente, pero el joven no atendía, ni contestaba los innumerables mensajes de texto que le enviaron. Salió en una Ford Ranger Azul, dominio GRT-914. Ortiz, que mide 1,82, robusto, ojos marrones oscuros y pelo corto ondulado, vestía una camisa a rayas verticales celeste y blanca, un chaleco polar azul y un jeans azul "gastado". La Policía informó que quienes puedan aportar datos se comuniquen a la dependencia policial más cercana o por teléfono al 101.
-Así es.-Gómez recibió el diario y lo puso donde estaba antes.
Peña estaba pálido.
-El domingo lo hemos visto desayunando y no ha vuelto mas…-Dijo como para si.
-O se ha ido o está muerto, no son muchas opciones.-Tosió y se acomodó los anteojos.- ¿Cómo vas con el archivo?
-Bien, esta semana compramos el scanner, vamos a tener que poner la guita nosotros.
-No hay drama.-Dijo con cierta pedantería, como si la plata no fuera problema.- ¿Me decías del rastrillaje?
-Si, un amigo es novio de la hermana del vago este, y del Club de Enduro y bueno han pedido gente con camionetas y motos para ver si lo podíamos hallar por la zona.
-Bueno, no hay drama, si vas bien con el archivo andá nomás.
Cuando llegó a su casa eran apenas las diez y media y se estaba cagando. Willie lo miró raro cuando bajó de la camioneta y Maria José salió a recibirlo con besos y conversaciones a las que no le prestó mucha atención.
-¿Va a comer acá doctor?
-No Maria José, me voy a Alberdi, como allá.
-Le voy a dejar alguito preparado para la noche.
-Bueno.-Contestó con una sonrisa y se metió al baño a descargarse.
Cagar era todo un ritual para Peña, sus estancias en el baño nunca duraban menos de media hora, incluso en tribunales, donde los jueces y secretarios tenían un baño separado, el que Juan había hecho su pequeña casa en el trabajo, tanto que varias veces cuando desaparecía, Jorge Luis o Damián lo buscaban ahí.
Se puso un jean, una camisa y un chaleco polar. Volvió a calzarse los anteojos y lo cargó a Willie a su lado en la camioneta.
-Como te gusta callejear trolo.-Le dijo al comportado bull terrier que apenas movió la cola cuando lo habló, iba muy concentrado en lo que sucedía en la calle.
Ni bien llegó a Alberdi Roly, a eso de las doce, le mandó un sms que decia que lo esperaba en Marola, que ya había pedido asado.
-Nunca me voy a hartar de comer en Marola.-Pensó mientras sonreía y contestaba un simple OK.
Cuando estacionó notó que un helicóptero pasaba por encima de su cabeza, y se quedó mirándolo como seguramente se quedaron mirando muchos de los pocos acostumbrados alberdianos, Willie en cambio encaró un gomero que había por ahí y lo bautizó con su pis.
-Portate bien adentro ura.-Le dijo cuando lo enganchó con la correa, pero Juan iba tranquilo, a él lo dejaban entrar con el pequeño soldadito.
-¡Eh! El narizudo.-Exclamó Roly cuando vio que los dos regordetes se acercaban hacia su mesa.-Hacia rato que no lo veía, pensar que me has costado un kilo de café.-Lo acarició y recién le dirigió la palabra a Juan.-Compadre, venga coma el quesito, que esta muy bueno.
Juan se acomodó en la mesa y levantó la mano saludándolo al dueño del restaurante, que inmediatamente se acercó con una bandejita con agua para Willie.
-Este perro está bien criado amigo,-Se dirigía a Mamaní.-por ahí vienen las viejas con esos perros peludos y lo único que hacen es morder gente.
Cuando se alejó después de una pequeña charla, Juan se recostó en su silla, palmeó su panza y le preguntó a Roly:
-¿Qué onda?
-Mucho movimiento, han mandado cincuenta de la Seccional Sur, yo he traído seis de los míos y hasta el helicóptero anda, además bueno, hoy ha habido una reunión y se han dividido las zonas para buscarlo al chango éste.
-¿Vos estas de capo del operativo?-Le preguntó con la boca llena de pan con roquefort y manteca.
-No, yo estoy con los de Homicidios, hay un comisario de la Seccional Sur y también anda dando vueltas el Sub Jefe de la Policía y gente del gobierno.-Los indicó con el mentón a los hombres que comían en una mesa en la otra punta del salón.
-Que raro que no estés ahí.
-Me han invitado, pero bueno, les he dicho que iba a comer con un amigo y he llegado medio tarde de gusto.
-Claro.
Los dos se quedaron callados, en realidad todo el comedor se quedo callado, porque en el informativo del Canal 10 hablaba el Comisario Saso sobre el operativo. Marola subió el volumen:
-…y seguiremos con los rastrillajes mas exhaustivos en la zona de Escaba y el limite con Catamarca.
-Está complicado el tema.-Dijo Rolando.
-¿Por qué che?
-Porque han pasado varios días, el celular ya se le ha quedado sin pila, porque antes las llamadas le entraban y era como si no contestara, ahora manda al contestador ahí nomás.-Puso una cara de velorio tremenda, bastante adecuada para su voz baja y manos entrecruzadas sobre la mesa.
-Que culiao…
-Si, yo no se si se le habrá caído en algún lado, capaz que lo ha tirado por la ventanilla, pero bueno, yo creo que siempre lo ha tenido encima.
-¿Qué se comenta adentro Compadre?
-Y eso me vas a tener que ayudar a averiguar vos, yo no me he metido mucho, con la familia ha hablado Saso y con nadie mas, los de la fiscalia han dado intervención, pero ni han pintado.
-¿A dónde te han mandado?-Preguntó Peña después que Víctor pusiera entre él y el policía de civil una parrillita que rebosaba en carne y achuras.
-¿A mi? A esperar, los changos míos han comido hace rato y se han ido a las camionetas a dormir la siesta, pero hoy nomás vamos a volver a San Miguel.
-¿No te querés quedar en mi casa?
-No, gracias hermanito, pero va a convenir que esté allá, si llegan a encontrar un fiambre recién voy a volver y a no hacer mucho, esto es todo propaganda política.
-Claro, si me parecía raro que estés acá boludo, si vos sos de Capital.
-Si, pero los del Sur no tienen ni aca, nosotros le vamos a tener que prestar todo.
-Material, gente…
-Y si, no hay que dejar que se los afanen.-Le tiró un hueso de costilla con bastante carne al perro que estaba dormitando a los pies de Juan.
Salieron caminando lento y con las manos en los bolsillos, se despidieron con un abrazo y con la promesa de verse al otro día y de tenerse al tanto de todo. Subió a Willie a la caja de la camioneta y cruzó la vía hasta la plaza Alberdi, donde estaban todos con sus motos y camionetas listos para salir al campo.
Juan se bajó con los anteojos puestos y con algo de sueño, saludó a un par de viejos conocidos y a otros desconocidos, y encaró a la ronda donde estaban algunos de sus compañeros de rugby.
-Bueno, mirá quien ha amanecido.-Le dijo Ger.
-Chupáme la pija pedazo de puto.-Se abrazaron y pegaron cariñosamente.
-Gordo, vos vas a llevarnos a mí y a Ger hasta Escaba, de ahí nosotros vamos a subir un poco mas con las motos y vos nos esperas ahí.-Le dijo Pablo, que estaba ya con la pechera y los guantes puestos, y hablaba bastante serio.
-Lindo empringue me voy a pegar.-Intervino Peña.
-No va a ser nada, vamos a ir un poco por el Singuil, tranquilos,-Escupió en el suelo y piso el escupitajo con su bota Fox ridículamente enorme.- Cana y Maxi van a ir por el Marapa desde El Badén hasta el puente de la 38, los otros changos van a andar en grupos por La Calera y por el Matazambi.
-¿Y a quien han mandado a Comodoro Rivadavia?-Preguntó el Cana y todos se rieron, menos Pablo y Juan, que no entendió el chiste.
-Si Horacito se hubiera ido con el hermano ya nos hubiéramos enterado y no andaríamos cagandonos de frío aca.-Le hizo señas a uno de los viejos enduristas y se fue con él.
Peña se quedó junto a Ger.
-¿Che Ger, que pingo es eso de Comodoro Rivadavia?
-Y ahí vive Álvaro.
-¿El hermano mas chico?-Preguntó sorprendido Peña.
-No, Álvaro le sigue a Horacio, el mas chico es otro, no lo debes ubicar, Álvaro se ha recibido y se ha mandando con la esposa a la Patagonia.
-Mirá vos, no sabia.
Varios de los muchachos se pusieron en campaña de cargar las motos. La S-10 quedó con dos motos en la caja, además de dos bidones con nafta, Willie, mientras que en la cabina se apiñaron Juan, Ger y Pablo. Como a eso de las dos partió cada grupo a hacer su recorrido, mientras el helicóptero comenzaba a sobrevolar el cielo otra vez.
Juan manejaba tranquilo, nunca pasó los ochenta hasta que llegaron al Badén. El paisaje estaba amarillento, en algunos lugares recién habían terminado de cosechar la caña y aun los despuntes seguían protegiendo al brote de las últimas heladas del invierno.
-Sabes que si hubiera estado la caña crecida…-Dijo Gerardo, quien iba al lado de la ventanilla.
-Iban a tener que recorrer todos los putos tablones, ahí ni el helicóptero iba a servir.-Contestó Juan.
-¿Qué rinde has sacado Juancito?-Le preguntó Pablo que iba apretado en el medio.
-8 y algo-Le contestó un poco refunfuñando.
-Pero está bien boludo, si no te han cagado con el trash, has sacado bastante arriba del promedio.
-Si, que pingo te quejás.-Contribuyó Ger.-Si te pones ambicioso lo mas probable es que terminés como el pelotudo del cuñado de Pablo.
-No seas boludo chango, no hablés así.-Dijo el cuñado del desaparecido.-Hay que saber hacer negocios, pasarse de rosca es lo peor, has sacado buen rinde, te alcanza para cubrir los gastos y te queda azucar para venderla despues.
-¿De cuando sabes tanto de caña vos hijo de mil puta?-Se asombró Ger.-Si lo unico que haces con la caña es chuparla.
Todos rieron y despues putearon por las vibraciones que sintieron al pasar el puente sobre el Marapa a la altura del balneario mas conocido como El Badén.
-Nunca más lo han arreglado a este puente.
-Hacia años que no pasaba por acá.-Dijo Peña.
-Eso que hay seca, si llueve es un diquecito mas el puente.-Le contestó Ger.
Se quedaron mudos un rato, Peña concentrado en el camino y en Willie, Gerardo mirando el paisaje y Pablo…Pablo estaba con la mente en su cuñado y solo en eso.
Después del Badén, la ruta comienza a subir el cerro, la caña, si bien está presente comienza a convertirse en yungas.
-Que lindo que está el Corralito.
-Si no fuera por los mosquitos seria un paraíso todo esto Gordo.-Le contestó Ger.
Pablo seguía callado, algo tenia en su cara, los ojos perdidos en la salida del aire acondicionado quizá, o el par de suspiros que pegó desde que pasaron puente del río Marapa.
-¿Qué te pasa a vos culiao?-Se despachó Gerardo.
-¿A mi? Nada ura, estoy preocupado por Horacito nomás.
-No te hagas mala sangre, el hijo de puta ese debe estar en Comodoro Rivadavia a esta hora.-Subió el volumen al equipo de música donde sonaba apenitas Las Pelotas.-Agradécele que nos da la oportunidad de enduriar un miércoles.
-Y me ha dejado safar del laburo.-Aportó Peña.
-Y despues reclámale, porque seguro que desde el sabado a la noche no le tocas una teta a la Andre.
Los dos rieron, y Pablo los puteó, pero se relajó un poco.
El pavimento termina en la entrada del viejo aserradero, un monumento centenario a la explotación maderera que básicamente dio origen al pueblo. con el pavimento comienza también el precipicio, el río Marapa en esta parte conocida como el 25, corre entre los cerros. El camino de ripio estaba lleno de piedras, algunas rebotaron contra el chasis. Cuando pasaron por la virgencita se persignaron.
-Que salgamos vivos.-Dijo Juan.
-Que lo encontremos a Horacito, la concha de dios.-Dijo Pablo.
-Que esta noche me coja a la pendeja.-Remató Ger y los tres rieron otra vez.
Ya estaban en Batiruana, las casas abandonadas metían un poco de miedo, solo se escuchaban algunos pájaros y el río. El camino mas arriba se hacia con un precipicio bastante importante. Juan rogaba no cruzarse con ningún auto de frente, siempre fue un cagón para manejar. La subida era de menos de veinte kilómetros, pero con curvas cerradas y el puto precipicio.
-Me empinga manejar, quiero ver las montañas.-Se quejó Peña.
-No seas maricón Gordo, el paisajito.
-Puto.-Agregó Pablo.
El Murallón del Dique Escaba es considerada una verdadera maravilla de la ingeniería civil, uno de los embalses tipo Ambursen mas grandes del planeta. A principios del siglo XX Jhon y William Robertson fueron los responsables de las primeras mediciones y del primer proyecto, estos hermanos ingleses que vinieron con el ferrocarril, amaron tanto el Escaba que fueron enterrados cerca de él. Si bien los Robertson murieron en el 14 y 17 respectivamente, la obra comenzó a construirse en el 37, con visita presidencial incluida: el por entonces presidente Justo recaló en Alberdi causando una revolución en el pueblo. Desde la inauguración formal, Francisco Guiulianni fue el ingeniero que marcó los caminos y levantó el dique, que recién se terminó en el 48 y Perón se hechó todos los laureles. Como una buena historia argentina, el Escaba comenzó a dar luz recién en 1956, pero mas que luz, sin el Escaba no habría riego, sin riego no habría tabaco, sin tabaco no habría sur de la provincia.
Juan paró la camioneta junto a los motores que abren las compuertas. Los tres amigos y Willie se quedaron un rato en silencio viendo el espejo de agua y llenando sus pulmones con aire puro y sus oídos con los chillidos de los loros.
-¿Por donde van a ir?-Dijo Peña sin dejar de mirar las quebradas con agua de base.
-Por el camino principal, de ahí vamos a ir hasta el Singuil y Escaba de arriba.-Dijo Pablo acomodándose el casco.-Calculo que nos meteremos por los senderos que hay al lado y por el lecho del río.
-Claro, fácil dos horas, poco mas.-Dijo estirando los brazos Gerardo.
-Si mas o menos.
-La puta que los parió boludo, me voy a re empingar.
-Dejá de quejarte Gordita, te estas ganando una nubecita en el cielo.-Le dijo Ger y las motos se perdieron por el camino.
-Me voy a comprar una coca en un kiosco y hacerlo jugar un rato al Willie entonces.-Juan se desperezó, rascó su cabeza y miró su reloj.-Me hablarán cuando estén abajo o si lo encuentran en un nido de loros a Horacito.
Peña se sentó en silla con propagandas de Coca-Cola en el Club Náutico. Se pidió una Coca y se relajó viendo el verde infinito, disfrutando el silencio, el sol, la siesta, estuvo casi media hora sin decir nada, colgadísimo, tanto que apenas lo veía a Willie que jugaba con los perros de los lugareños.
-¿Es de acá usted amigo?
-¿Cómo?-Peña volvió a la tierra por la pregunta del chico que le había traído la gaseosa hacia un rato.-Si, si, lo andamos buscando al chango Ortiz, dos amigos míos están subiendo en moto a ver si está por los precipicios.
-Ajá, pero bueno, difícil.-Hablaba con las manos en los bolsillos, despacio.- Desde el domingo que no se ve gete de la villa, usted ha visto que cuando vienen acá o van para el Singuil uno los ve.
-Claro.-Peña se dio cuenta que el unico camino que va a haciendo escalas en Escaba de Arriba, al río Singuil y mas al oeste pasa a Catamarca, quedaba a cincuenta metros de donde estaba sentado. El mozo seguro que se pasaba horas y horas oteando el camino para saludar a quienes pasaban o esperar algún cliente.-Andaba en una Ford Ranger azul, ¿No has visto pasar ninguna vos?
-No, desde el domingo a la tarde de acá bajan todos, de ahí se mueve la gente que es de acá nomás.
Si bien lo que decia el mozo del Club Náutico podía ser considerado un mero rumor, a Juan le pareció de lo mas verosímil, en Escaba todos se conocen con todos, mucho mas que en Alberdi, entonces que un vehiculo pase a deshoras o en días de semana era siempre notado, como lo notaron a Juan, quien al otro día iba a ser un rumor cuando el mozo se parara a hablar con algún vecino y le diga que un gordito en una camioneta gris andaba buscándolo al chango que ha desaparecido en Alberdi.
Decidió esperar a sus amigos en el puente colgante del Singuil, les llevó una gaseosa fresca. Llegó un rato antes de que las motos de Ger y Pablo comiencen a escucharse a lo lejos.
-¿Nada?
-Ni un pingo.-Contestó agitado Gerardo despues de meterle un trago mas que largo a la botella.
Pablo seguía con el casco puesto y sobre la moto, con los brazos colgados desde el manubrio.
-¿Van a seguir bajando por el río?-Preguntó Juan mientras recibía el casco de Ger.
-No, es al pedo.-Dijo Pablo sin cambiar la posición ni un centímetro.-Que culiao, yo creía que por acá lo íbamos a encontrar.
-¿Ves que sos pelotudo chango? Hemos hablado de esto…
-No, no se.-Dijo bajito, apenas se lo escuchaba.
-Si, no te hagás el boludo.-Ger estaba enojado.-¡Date cuenta no se ha desbarrancado por acá como creías porque nunca ha venido!-Tiró los guantes al suelo fastidiado.-¿Quién pingo se viene a Escaba un día de semana?
-No se…-Habló despacito otra vez Pablo, seguía con el casco y las antiparras.
-Vos querés tapar el sol con el dedo Pablo.-Ger le dio otro trago a la botella, y Juan ya intervino.
-¿Qué pingo saben?
-Nada…-Volvió a hablar en voz baja Pablo, quien seguro lloraba detrás de las antiparras.
-Chupáme el pingo, no te voy a seguir bancando, le voy a decir a Juan.
Peña se puso alerta, los changos no eran de pelear y cuando las cosas se ponían serias alguno siempre se sacaba o comenzaban a tratarse por los nombres y no por los apodos o puteadas.
-¿Pablo que me tenés que contar?
-No…-Los hombros subían y bajaban siguiendo el espasmo del llanto.
-Dejá de mariconear la puta que te parió.-Gerardo se sacó la pechera y la tiró junto con los guantes.-Este pelotudo sabe en que negocios andaba metido el cuñado y no quiere decirle nada a nadie.
Hubo un momento de silencio pesado. Juan no sabía como reaccionar, pero al final lo hizo como un amigo.
-Hijo de puta, yo no estoy investigando esto, no tengo porque decirle nada a nadie lo que sepás.
-Es que no es pava boludo.-Levantó los brazos del manubrio, se subió las antiparras y desabrochó el casco camuflado que llevaba.
-¿Vos estás metido en algo?
-No, no está metido, pero sabe por boca de la hermana en que andaba el estupido de Horacito.-Dijo Ger, despacio, pero no menos caliente.
-Pero no es para tanto boludo.-Pablo ya hablaba mas fuerte, su rigidez se iba calmando.
-Si sabes chango, sos contador, sabés que le debe a cada santo una vela.
-Yo no soy su contador, además si debes guita.-Hizo una pausa.- bueno, no pasa nada…
-¡Está fugado, comprendé gil!-Le gritó.- Y de ahora en mas no contés conmigo para nada de estas pelotudeces, vos te estas volviendo igual de raro y loco que la familia de tu novia.
Pablo se bajó de la moto, la tiró al piso y se fue corriendo hacia Gerardo, el que lo esperaba aun montado en la enduro.
-¡Hijo de puta no la metás a mi novia!
-¡Te voy a cagar a piñas ura!-Le contestó el flaco mientras los dos se agarraban de los buzos y zamarreaban.
Juan intervino de inmediato, los dos eran mas livianos que él, así que los desenganchó a uno con cada mano, a Gerardo lo empujó hacia atrás, haciéndolo tambalear, y se quedó abrazándolo a Pablo, que seguía puteando a todo el mundo y llorando con su casco y su pena.
Al camino de vuelta lo hicieron en silencio, no prendieron el stereo, el unico que hacia ruidos era Willie que iba en las piernas de Pablo, de tanto en tanto lo veía a la cara y le lamía los ojos rojos por el llanto.
La Plaza Alberdi estaba llena con los policías que habían hecho los rastrillajes a pie por las fincas linderas a la ciudad y con los veinte o veinticinco civiles que habían participado en ese día de búsqueda. Seba, un primo de Juan y miembro del Club de Enduro y Rescate se acercó ni bien los vio llegar.
-Che ura, ni señales.
-Nada por arriba tampoco.-Contestó Ger.
-¿Che Pablito tu suegro donde está? Ni ha aparecido boludo.
-No tengo idea, ahora los voy a ir a ver.-Contestó seco, tomándose como un reclamo la pregunta de Seba.
-Mañana a la misma hora capaz que hacemos otra partida.
Se alejó despues de despedirse y Ger comenzó a desatar las motos que estaban cargadas en la caja.
-Dejala a la mía ahí Gerardo.-Dijo Pablo todavía sentado en la cabina.-Juan llevame hasta la casa de los Ortiz.
Salió a recibirlos Horacio padre, el que no había cambiado absolutamente en nada desde la ultima vez que Juan lo había visto años atrás. Se les acercó recién bañado, peinado para atrás con su bigote ancho y su panza enfundada en un bremer bordó a rombos.
-Hola Juancito, ¿Como te va tanto tiempo?-Lo abrazó y a Pablo no le dio ni la mano.
-¿No ha pasado nada?-Cambió el tono de voz cuando se dirigió al novio de su hija.
-No.-Pablo bajó la mirada y el silencio se hizo presente.
Peña tenia muchas ganas de averiguar porque el tipo que tiene un hijo perdido está tan fresco como si nada le hubiera pasado.
-Mañana van a salir otra vez temprano los policías a rastrillar.-Intervino Juan.
-¿Vos no sabes nada de lo que dicen en tribunales Juancito?-Le tiró con una sonrisa y apoyándole una mano en el hombro.
-No, lo unico que sabia era que bueno, habían dando intervención a la policía…¿A ustedes no los han venido a ver?
-Ha venido el fiscal, nos ha preguntado algunos datos de Horacito, pero nada mas.-Chistó la lengua y negó con la cabeza.-Que va a hacer, no pasa nada.
-Pero a ustedes les ha dejado algún mensaje, una carta, ha hablado de irse a algún lado…-Comenzó a indagar Juan, no podía con el instinto.
-Nada.-Contestó simplemente Horacio padre.
-Pero es raro, si alguien desaparece así como así algo la familia tenia que sospechar o saber.
-Si hubiéramos sabido algo yo te lo hubiera dicho esa noche que te he hablado por teléfono Juancito, pero no sabemos nada de nada.
Peña tal vez por respeto o por cagón no le preguntó nada sobre los negocios que Gerardo había dicho que Horacito tenía, así que solo aconsejó al sonriente hombre a que colabore con la justicia, que no se guarde nada.
-Hoy he hablado a Personal para que me rastreen donde estaba el teléfono, y salía en el Río Marapa, pero si lo han recorrido y no han encontrado nada imagináte…
-¿Tiene un abogado ya?-Preguntó seco Peña, lo que fue negado por el Señor Ortiz.-Bueno Horacio, comience a buscar uno, o cualquier cosa que necesite me habla a mi antes, pero trate de no nombrarme.
-¿Está la Andre?-Recién habló Pablo.
-Está en el negocio.-Fue la uncía contestación que le dieron, y despues de un par de saludos y ofrecimientos, Juan y Pablo volvieron a subir a la camioneta.
-Boludo éste viejo es más raro que perro verde.-Le dijo a su amigo el abogado.
-Ger tiene razón en eso, esta gente está loca.
Lo que los Ortiz estaban medio locos Juan lo confirmó cuando se bajó en el negocio de Andre a ayudarle a Pablo a bajar la moto, ya que la chica salió dando saltitos de corzuela enamorada a saludarlo a su novio con besos y sonrisas.
-Así no se porta la gente en estos casos.-Pensó Peña ya en la ruta volviendo a casa, mientras la noche comenzaba a ganarle al día.
Finalizamos la segundaaaaa, con su visita: un capitulo (de los cortos) gratis :D ajajaj
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