6/9/08

comensando a terminar

Seguís viendo a los que son tus amigos, como ya dije, y como también ya dije, los otros se convierten en simple conocidos, que ves de tanto en tanto, mejor dicho de tanto en mucho.
Estos reencuentros sirven para ser compañeros otra vez, aunque sea por una sola noche. Sirven para recordar cosas que ahora son anécdotas, para presumir nuestros logros, perdonar cosas y para comenzar a sentirse viejo.
El quincho tenía globos en sus columnas, y la pileta estaba llena: cuando pegue la cerveza todos van a terminar ahí. Con ropa algún amargo que no se quería tirar, las nenas de bikini y seguramente Pablo desnudo. Aunque se bajó del Sandero de la mano de su novia, se iba a portar bien.
Patri (la Patri), estaba con su marido, el que se mantenía en silencio mientras su señora hablaba con Melina y con Sole.
Nacho, Marce y el Negro estaban parecidos a lo que eran en la secundaria, aunque Marce abrazaba a una chica y Nacho hablaba divertido con el Negro (antes se odiaban).
Mica seguía chiquita, pero ahora con anteojos. Aquel rubio seguro que era el novio de Chechu. Si, se reía mucho junto a José, se sabia que eran compañeros en la facultad…Uh José. Estaba gordo: un bermudas ancho, una remera con dibujos de rugby, ojotas y un reloj distinto al que usaba antes.
Luis estaba igual a José, pero servia bebida en los vasos de dos chicas, que se notaba que no eran del pueblo.
Seba mostraba los pelos del pecho por la camisa hindú y se abrazaba con Andi, y ella le presentaba a Andrés, su novio, Seba llamaba a una tímida chica que salía de un auto y la presentaba como su novia.
Paco ya era policía (lo delataba su corte de pelo) y papá (lo delataba la petisita que amantaba al bebé).
Gaby hablaba a los gritos. Como siempre tratando de llamar la atención con las mismas pelotudeces.
Nico, en cuero, hacia las hamburguesas mientras Adri le sacaba fotos. Paola lo miraba de lejos a Agustín, y él a ella.
Anita guiaba a un catamarqueño al baño.
No podía ver a los 25 compañeros juntos. Pero seguro que los iba a saludar a todos.
-“¡Hola Emi!” Corría hacia ella Chechu ni bien puso un pie fuera del Daihatsu.
-“¡Hola mi amor!” abrazaba Emilia a su amiga de la escuela.-“El es mi novio Beto”. Beso. Beso. Entraron los tres al quincho, dejando atrás los autos estacionados sobre el pasto recién cortado.
Beto no se despegaba de su chica, la que feliz saludaba e inmediatamente lo presentaba. El daba la mano o un beso (para las nenas).
-“El es Luis”. Decía a Beto. -“El es mi novio” decía a Luis, y cambiaban el saludo físico.
-“Ella es Alejandra y…ella es mi novia” traía de la mano a su linda enamorada.
-“¿Y vos Ale de quien sos novia?” Preguntaba inocente la recién llegada.
-“De José, vos debes ser Emilia…” Respondía la coloradita.
-“Un gusto…no sabia que José estaba de novio.” Fingía sorpresa.
-“Eee. ¿Tan poca esperanza me tenés?” intervenía abrazando a Alejandra por detrás José.
“¡Hola!” simple y no muy excitado.
Desde el acto de egresados que no hablaban. Pero cada uno sabia de la vida del otro.

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