Sobre su escritorio, apretado en una antesala del despacho de la fiscal, tenia las fotos recien reveladas y una copia en CD del “Caso del Relojero”, ahora, oficialmente con este mote dado por los periodistas de policiales que hablaron toda la noche con la doctora Hernandez para anoticiarse de algo. –Secreto de sumario.- contestaba ella, que amaba los medios.-Estamos trabajando mucho en ello.- decia la declaracion de La Gaceta. Después que José, el mozo del barcito de la vuelta le trajera su jugo de naranja y las medialunas, le hecho un ojo a las fotos. Diez impresas, ochenta en el CD. Miro rapidamente las impresas, y las puso en el sobre marron en el que venian, sacó su notebook del trabajo, puso el CD, bajo todas las fotos en una carpeta que llamó como la caratula del caso, mejor dicho, como la caratula que terminaria teniendo el caso esa mañana: Cor. Capt.(ret.) Arturo David Kocsky por presunto homicidio. Las fotos eran algo perversas para el ojo común, pero a Juan le gustaba investigarlas, poner a que suene Sumo, y usar los programas de imágenes para ampliarlas e ir señalando cosas que creía que podian servir para algo. Despues de bajarlas, las pasó a otro CD, el que guardó en su mochila, despues llevo el original y las fotos impresas y las puso sobre el escritorio de su jefa, la que aun no llegaba. Los de mesa de entrada habian dejado también las actuaciones pasadas en limpio listas para agregar al expediente. Las firmó sin leer, y amontonó todo en la esquina derecha del escritorio de metal. Se arremangó la camisa, se aflojó la corbata y se paró del sillon. El jugo seguia fresco y lo terminó de parado, despues salió al mostrador y dijo que se iba a la Primera.
aaaalaaaaaa alalalalaaaaaa
adolfo
24/4/10
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