13/8/08

el comienzo del fin

[…]Salieron los dos en el Daihatsu el domingo a la siesta. Pasó mucho tiempo sin hacer el amor en algun callejón, ahí perdidos en la ruta al diquecito.
Emi iba indiferente. Anteojos oscuros mirando a la banquina, y fumando a discrecion. Ninguno hablaba. Solo Leo, desde un CD y por los añejos parlantes.

Que nos revolcábamos en el amor la noche entera
y te gustaba como lo hacia yo de mil maneras
Que nos revolcábamos en el amor la noche entera
y te gustaba como lo hacia yo de mil maneras
Fue ver pasar la luna y esperar el soltanto
nos mojamos en transpiraciónno le mientas más,
(no le mientas más) Conmigo te gustó.

-“Dale Beto. ¿Qué querés?”. Apuraba los trámites con turbación.
-“Quiero que vuelvas conmigo. Que no te vallas cuando te recibas. No puedo vivir sin vos…te amo…” Decía estas palabras en ese extraño estado entre el llanto y la ira.
-“Sos un caprichoso. No voy a volver con vos todavía. No, dame un tiempo, tengo que pensar bien las cosas. No quiero quedarme en este pueblo de mierda. Si vos no querés venir…”
-“¡A mi mamá no la voy a dejar sola!” Respondía sacadísimo, el empleado de ferretería, golpeanando violentamente el volante con la mano del reloj.
-“Ya hemos tenido esta conversacion mil veces Beto...lleváme a mi casa por favor, o le mando un mensaje a mi papá para que me busque.” Tenía miedo, pero no entraba en pánico. Era una rabieta mas, de esas que se le aparecía desde hace un tiempo (para mi por el desenganche de Toribia).
Beto lloraba como un niño, sin dejar de manejar.
Su mundo se desintegraba: los sueños, las añoranzas, los hijos, la casita en el barrio CGT…esa sensación de que no hay mañana. De no entender…de no entender como la mina que amas, simplemente, no te ama, no se juega por vos...no te complace como una mujer, como tu mujer. Se encaprichaba, y su cara se parecía cada vez más a un tomate.
Quería vivir en ese mundo que planeó, y que tenía tan, pero tan, al alcance de la mano. Tantas cosas se le pasaron por la cabeza. Cosas que pensó desde un primer momento, y ahora se hacían todas presentes: ¿Por qué Buenos Aires, si podes laburar acá? ¿Por qué me destruís mi sueño? Pendeja de mierda. Pendeja puta. Me haces dar cuenta que soy una mierda, ¿no te conformas conmigo? ¡No te entiendo! Estabas comprometida conmigo…puta. Puta. Sos una puta de mierda.
El chirlo se estampó en la mejilla sacando de su lugar a los anteojos de sol, envolventes, grandes.
Emi grito. Nunca le habían pegado tan fuerte, pero mas grito por esas garras que oprimían su nuca.
-“¿Que? ¿a quien vas a hablar?...”. Violento y al oído le hablaba:
-“Estas comprometida conmigo putita. Vas a hacer lo que a mi se me cante el pingo.” […]

adolfo lalalalalallaaaaaalaaaaaaaaa

1 comentario:

(andrea) dijo...

machismo asqueroso... permitido. Egoismo puro.

Suerte que aunque no quieras, no sos asi