9/11/09

{...}Lloraba sin consuelo mientras la penetraban.
-Vas a tener un hijo mió, putita.
Los domingos, como la tradición de otrora lo indicaba, eran de sexo al aire libre.
-A mi no me vas a venir con tus pelotudeces, yo te amo y vos te vas a quedar conmigo. ¡No llorés! ¿Te gusta?... ¡Decí que te gusta! ¡Meta!.- Exigía.
-Si me gusta…me gusta…. - Sollozaba apenas como resignada.
-Estoy grande para tus pendejadas ¿Qué pingo te crees? ¿A Buenos Aires? Te ha hecho mal andar con los chetitos el verano. ¡Te he dicho que no llores hija de puta!- La nena obedecía, parada, con el pantalón en los tobillos, la espalda contra un eucalipto y la garganta apretada por el hombro de Beto.
-Disfruta…Decíme que me amas.- Entre dientes mandaba.
-Me duele Beto, pará.- Rogaba.
-¡Obedecé culiada!- Y el puño le daba un violento beso en la oreja. Caía al piso Emilia. Vejada, con el culo al aire y con las manos en la cara, como queriendo contener el aullido que traducía su pena. El polvo del campo se asentaba por el líquido de su saliva y orina.
-¡Paráte cajetuda!- De los pelos la levantaba y los gritos no paraban ni con las cachetadas que la ahogaban.
-Limpiáte y metete al auto.
Los diez minutos de trayecto fueron en silencio. Las lágrimas que trataba de contener Beto eran evidentes. Su amada sufría, pero no le quedaba otra para retenerla.
-Limpiáte bien amor. No quiero que estés así en tu casa. Yo a esto lo hago por el bien de los dos. Tenemos que vivir juntos yo te amo.- El beso paternal en la frente le dio el permiso para bajar del auto y entrar a la casa.{...}



regularizenmeeeeeeeeeeeeeeeeee

2 comentarios:

Gabriel G. C. dijo...

Viejo, dejé algo en mi blog. Pasate si queres.

(andrea) dijo...

Cómo lo odio a Beto... es tan hijo de puta... y cada vez peor... ¡es tan puto cagón!

Pero muy buena la descripción de la violación gordo... como siempre.

¡Besoteeeeeeeeeeeeeeeeee!