9/11/09

Cuando comenzamos a morir

{...}Era tu oportunidad Pedrín, estaba sola y la noche de aliada.
-Voy a subir hasta Arcadia. Tengo que buscar una señora ¿Puedo?
-Si, no hay apuro.
Proa al norte y antes de Arcadia te paraste en un refugio.
-Ya va a llegar, cinco minutos y ya nos vamos.
-Dale, no hay apuro.- Te contesto moviendo el lunar de arriba del labio.
Aprovechaste la ventanilla abierta y a Arjona que le tapaba los oídos, y si bien violaste la regla de macho que a las minas no se les pega, el fin justifica los medios, y de un sopapo la pusiste a dormir. Si, eso pudo haber pasado. Seguramente que pusiste la gamuza en la boca, y con la correa de repuesto le ataste las manos. Las tres luces del gas prendidas, había suficiente para llegar a San Miguel, a donde estaban los telos buenos. Pero ese fue el moco Pedrín. Te le tendrías que haber cogido en ese momento, en ese lugar, pero no tenias la bola de cristal. No te culpo.
Que adrenalina. Te imaginaste que le ibas a hacer, como la ibas a meter en la ducha para que despabile, y de ahí a la cama, a comerle esa conchita, ese culo, lamerle las tetas incipientes, pero presentes. Que gima, que goce y en el momento justo metérsela, así nomás, sin ese plástico del orto.{...}

otra vez wifiiiiiii wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

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