22/3/10

Jazmines

-Jazmines.- Dijo en voz alta y pasó al lado de la chinita que vendía ramitos de las flores blancas y grandes, apenas atadas con un hilo plástico.

-Lleve un jazmín señora.- Se lo ofreció al conjunto de ramos. Ana sacó uno y lo olió con los ojos cerrados. Si, eran esos. Metió la mano en el bolsillo de atrás del pantalón y sacó un billete de veinte y se lo dio a la nena de vestido blanco inmaculado y zapatitos guillermina sin medias.

-Le falta el moño y las medias tres cuartos, mi amor.- Pensó y le dijo que se quede el vuelto y le acarició el cachete, pegándole el aroma de su perfume, que aunque francés, no le ganaba al exquisito aroma de los jazmines en la noche de la parte peatonal y adoquinada de la calle Mendoza.

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