1/12/08

Cimarrón, medio atigrao

Te ganaste un lugar de privilegio en la Historia Universal de la Infamia.
Me brota (y nos brota) ese estupido orgullo provinciano que infla el pecho por la ridícula causa de que vos eras del pago: argentino, tucumano, ranchileño.
Cuando te pusiste el traje de madera para volver a tu pueblo por ultima ves, te dijeron Malevito, te vanagloriaron como gaucho de ley, te compararon con los héroes de la gesta de la independencia y tres mil almas te aplaudieron pasándose de cabeza en cabeza tu sombrero y de mano en mano una bandera argentina.
Tenías el destino del héroe popular. Héroe de ese pueblo que adora a los que la justicia odia. Mate Cocido, el Calandria, Antonio “El Gauchito” Gil.
Serias uno de ellos si hubieras tenido tus andanzas por el 1900, pero no subestimemos el poder de Crónica TV, que te puso en placas rojas, rojas igual que la sangre que broto de tus canas cuando te pegaste el plomazo con la Ballester Molina.
Lo vio todo el país, y lo seguiremos viendo mientras youtube nos permita alimentar el morbo, y la política de derechos humanos siga persiguiendo a hijos de puta como vos.
Eras policía, asesino de zurdos en los 70, asesino de cuatreros después y jefe al último. Los años de andar a caballo por el este te hicieron querido de los paisanos, quizás por miedo, quizás por la simpatía que tienen todos los malevos, o porque en el campo no se le niega el agua, el asiento y el saludo a nadie.
Mataste. Te declaraste asesino de la dictadura y te sentenciaron por otro asesinato en el campo en ejercicio de tus funciones. Hasta te piraste de tribunales, con tu sombrero blanco y patillas que se fundían con el bigote, tal buen Chacho o Facundo. Aunque esas camisas negras con parches rojos en las mangas, sombrero de cowboy, botas texanas y wranglers te daban ese halo noventoso de Walker Texas Ranger. Personaje completo, con pistolera y todo.
¿Algo más clásico que la ley verde y federal pisándote los talones y vos trepado en un mangrullo resistiéndote? Butch Cassidy y the Sundance Kid en Bolivia no tenían cámaras, pero me imagino un final parecido para ellos.
Vos quisiste evitar la cárcel y el circo previo, además de los tiros que iban a ser también para tus hijos que, corajudos de mas te iban a defender, como buenas crías tuyas que son.
Que escena Malevo, que escena la puta que te parió: sentado en las alturas con dos tanques de agua plásticos al lado y un techito de tela para que el sol de San Andrés no te queme de más. Vos hablando ante una periodista y despotricando contra el juez, Cristina y todo el setentismo reload, mostrándonos con tus convicciones que todos son unas mierdas, vos y ellos. Tus ojos que se iban para el portón de a ratos, siguiendo los movimientos de los de gendarmería, que terminaron entrando por detrás, como buscando sorpresa. Los viste, hasta un ciego los vería. Le clavaste la mirada primero a ellos y después a tu gente.
Para terminar de dar el toque de tragedia clásica al menester, bajaste el telón con una frase de amor para tu Maria. Pum.
Esto no era una representación, era la vida real mas cruda y las únicas flores que recibiste fueron en tu cajón abierto. Lastima que no pudiste inclinarte para saludar y agradecer. Ni el sombrero te sacaste, pero te lo perdono porque el Malevo sin sombrero no es el Malevo.
La Historia es lineal, pero tiene estos episodios que nos dan la sensación de ciclicidad que muchos defendieron. En fin, leyendas en sepia y de coche-motor, pero a todo color y en vivo y en directo para todo el país.


q personaje papa!!! jajaajajaj

1 comentario:

Natys! dijo...

echa pa´ tra, juera perro!!!!
y otra vez la pielita de gallina..
morbo, morbo y mas morbo, nunca dejes de escribir..



cariñitos..
Adolfo o Gordo o... jaajaa